Santa Rosa entre basura y abandono: la gestión fallida de los desechos sólidos

Por Glenda Alvarez

Santa Rosa enfrenta una crisis silenciosa que se acumula en las calles y fuentes naturales, la gestión de los desechos sólidos en el departamento ha colapsado ante la ausencia de infraestructura, la falta de educación ambiental y la indiferencia de muchas autoridades municipales. Aunque existen normativas claras su implementación ha sido mínima o nula.

La mayoría de los municipios del departamento de Santa Rosa carece de infraestructura adecuada para la disposición final de los desechos sólidos. De acuerdo con un estudio reciente, únicamente el municipio de Barberena cuenta con un relleno sanitario identificado, mientras que el resto continúa utilizando botaderos a cielo abierto, sin licencia ambiental ni controles mínimos de manejo.

Durante el foro ambiental “Santa Rosa, amenazado por la basura”, realizado en junio de 2025 en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, la Comisión Diocesana de Defensa de la Naturaleza (CODIDENA), una instancia de la Iglesia Católica comprometida con el cuidado del entorno, presentó un estudio que expone los desafíos urgentes que enfrenta el departamento en materia de gestión de residuos.

El informe visibiliza los impactos sociales y ambientales provocados por la proliferación de vertederos clandestinos, la ausencia de políticas públicas y la falta de infraestructura adecuada para el tratamiento y disposición final de la basura.

Según el estudio, el departamento genera cerca de 24 toneladas de desechos sólidos cada día, pero el 94.6 % de esa basura no recibe tratamiento adecuado. En otras palabras, solo alrededor del 5 % de los residuos producidos en Santa Rosa se manejan de forma apropiada (ya sea mediante reciclaje o en rellenos controlados), mientras que el resto termina disperso en botaderos a cielo abierto, quemado o simplemente abandonado.

Según un estudio presentado por CODIDENA, Santa Rosa genera 24 toneladas de desechos sólidos cada día. Foto CODIDENA

Esta cifra local coincide con la tendencia nacional. Informes del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) señalan que en Guatemala más del 90 % de la basura no se gestiona correctamente, lo que genera una grave contaminación ambiental.

Los vertederos clandestinos se han vuelto una escena común en Santa Rosa. Basta recorrer las afueras de los pueblos o las riberas de ríos para encontrar montañas de desperdicios: bolsas plásticas, restos orgánicos, llantas, electrodomésticos averiados, etc. Esta práctica descontrolada de tirarlo “donde sea” obedece, en parte, a la ausencia de sistemas municipales eficientes de recolección.

Muchas comunidades no tienen servicio regular de camiones recolectores, o este no cubre todas las zonas, de modo que los vecinos optan por arrojar o quemar su basura. La quema de residuos es particularmente problemática en áreas rurales, pues, aunque reduce el volumen de desechos a la vista, libera humos tóxicos al aire (incluyendo dioxinas y furanos de plásticos) y empeora la calidad del aire local, afectando a quienes inhalan esos gases. Por otro lado, la basura arrojada en barrancos y cauces eventualmente es arrastrada por la lluvia, contaminando ríos y quebradas a lo largo de su recorrido.

En dicha actividad se presentaron los resultados de un monitoreo detallado en los 14 municipios del departamento, revelando los volúmenes de generación diaria por localidad.

Volumen de desechos sólidos generados por cada municipio en Santa Rosa. Diseño Estuardo de Paz

Lo más preocupante es que solo el municipio de Barberena cuenta con un relleno sanitario con licencia ambiental vigente, autorizado por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN). El resto de los municipios continúa disponiendo sus residuos en botaderos improvisados, a cielo abierto, sin ningún tipo de monitoreo ambiental ni plan de cierre técnico.

Esta práctica no solo infringe el Reglamento 164-2021 para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos, sino que expone a las comunidades a focos infecciosos, contaminación de fuentes hídricas y daños irreversibles en los ecosistemas locales.

Comprender el impacto real de la basura generada en Santa Rosa requiere no solo observar los volúmenes diarios por municipio, sino también contrastarlos con la cantidad de habitantes. Según el Censo Nacional de Población de 2018 (INE), Chiquimulilla y Barberena son los municipios más poblados del departamento, con 53,727 y 58,276 habitantes respectivamente. No es casualidad que también lideren en cantidad absoluta de desechos generados cada día.

Sin embargo, el análisis per cápita revela matices importantes. Municipios como Taxisco, con apenas 29,846 habitantes, generan más de 2,000 toneladas de basura al día, una cifra comparable a la de municipios con casi el doble de población. Lo mismo ocurre con localidades como Oratorio, Santa María Ixhuatán y Pueblo Nuevo Viñas, donde el volumen de desechos supera los mil toneladas diarias, pese a contar con menos de 26,000 habitantes.

Estos datos indican que el problema del manejo de residuos no está exclusivamente vinculado al tamaño poblacional, sino a otros factores como el consumo, el manejo institucional de los desechos, la falta de educación ambiental y la carencia de estrategias de reducción desde los hogares.

Inexistencia de inversión pública para la gestión de la basura

Uno de los elementos clave para entender por qué la crisis de los desechos sólidos en Santa Rosa persiste y se agrava, es el análisis del presupuesto público. A través de la revisión de los informes y reportes generados por el Sistema de Control de Desembolsos y Transferencias (CODET), es posible identificar en qué están invirtiendo los gobiernos municipales del departamento.

CODET es una herramienta del Ministerio de Finanzas Públicas de Guatemala que permite visualizar el uso de los recursos públicos destinados a los municipios. En sus registros, se pueden consultar los proyectos aprobados, en ejecución o finalizados, así como los montos transferidos y las fuentes de financiamiento. Este sistema busca transparentar la gestión local y garantizar que los fondos beneficien a las comunidades.

Sin embargo, tras revisar los documentos disponibles en la plataforma y los informes asociados a las transferencias hacia municipios como Barberena, Cuilapa, Casillas, Nueva Santa Rosa, Chiquimulilla y otros, el hallazgo es contundente, no existen proyectos específicos que contemplen la gestión integral de desechos sólidos como una prioridad presupuestaria.

En los reportes revisados para los años 2023, 2024 y lo proyectado para 2025, se constata que la mayoría de los recursos ejecutados en Santa Rosa se han destinado principalmente a obras de infraestructura como mejoramiento de caminos rurales, construcción de sistemas de agua potable, mantenimiento de escuelas y puestos de salud, ampliación de redes eléctricas y, en algunos casos, construcción de drenajes. Aunque algunos proyectos incluyen el término “saneamiento” o “alcantarillado”, ninguno hace referencia directa al tratamiento, disposición final o separación de residuos sólidos urbanos.

Municipios no destinan recursos para tratar los desechos sólidos. Foto Glenda Álvarez.

La ausencia de proyectos orientados al reciclaje, construcción de rellenos sanitarios, formación ambiental o adquisición de maquinaria para el manejo de basura revela una falta de voluntad política y técnica para enfrentar el problema de fondo. Esta omisión presupuestaria es particularmente grave si se considera que, como ha documentado CODIDENA, el 94.64 % de la basura generada diariamente en Santa Rosa no recibe tratamiento alguno y termina en vertederos clandestinos, ríos o espacios públicos.

El contraste es alarmante: mientras el volumen de basura crece cada día, los presupuestos municipales parecen ignorar por completo esta realidad. No hay registros en CODET que muestren la compra de camiones recolectores, instalación de centros de acopio, construcción de estaciones de transferencia o campañas educativas permanentes. Tampoco se evidencia ningún esfuerzo articulado entre municipios para establecer una mancomunidad de gestión de residuos, a pesar de que esta figura está contemplada en la Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural y ha sido exitosa en otras regiones del país.

Este panorama pone en evidencia que la gestión de desechos sólidos en Santa Rosa no es una prioridad para las municipalidades. Y mientras no se asignen recursos concretos para enfrentar esta crisis, el problema seguirá creciendo, afectando la salud pública, contaminando los ecosistemas y deteriorando la calidad de vida de las comunidades.

Escasas iniciativas de reducción y reciclaje

Una de las pocas iniciativas sostenibles de reciclaje en Santa Rosa proviene del sector privado. Ecote Leña, un emprendimiento fundado por Sadia Sofianos, demuestra cómo la innovación puede transformar los residuos en soluciones ecológicas con impacto social.

Ecote Leña produce actualmente cuatro tipos de productos a base de materiales reciclados: un sustituto de ocote, un iniciador de fuego, una briqueta como alternativa a la leña tradicional, y un formato especial para chimeneas. Todos están elaborados con papel, cartón y otros materiales que la empresa recolecta, clasifica y reutiliza. Aunque en ocasiones han prestado servicios de extracción de basura, no mantienen una alianza formal con la municipalidad de Nueva Santa Rosa. Según Sofianos, las autoridades locales conocen y valoran el proyecto, pero no han asumido un rol activo en su promoción.

Existen pocas iniciativas para el tratamiento de la basura. Foto Glenda Álvarez

Ecote Leña también tiene un fuerte enfoque social, parte de sus ingresos se destinan al sostenimiento de un albergue de perros, reforzando así su visión de empresa con sentido comunitario. Su innovación más reconocida, la “ecoleña”, es un leño ecológico resistente a la humedad, ideal para situaciones de emergencia y especialmente útil para hogares rurales donde el 58 % de la población aún cocina con leña.

Hasta la fecha, no se han identificado programas municipales de reciclaje o alianzas similares en otros municipios del departamento, lo que resalta la urgencia de ampliar y fortalecer políticas públicas para la reducción y reutilización de desechos, más allá de esfuerzos individuales o privados.

Impacto de la acumulación de desechos sólidos en la salud pública

La mala gestión de los desechos sólidos es un serio desafío ambiental y sanitario en Guatemala. Cada año se generan más de 3 millones de toneladas de basura en el país, pero alrededor del 90% no recibe un manejo adecuado, lo que provoca una grave contaminación ambiental.

A nivel global, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten que la disposición inadecuada de residuos tiene múltiples vías de impacto sanitario. La basura acumulada contamina agua, suelo y aire, y prácticas peligrosas como la quema a cielo abierto liberan sustancias tóxicas que dañan a las personas expuestas.

Uno de los vínculos más inmediatos entre los desechos sólidos y la salud es la proliferación de vectores. La acumulación de basura, especialmente en condiciones cálidas y húmedas, crea hábitats ideales para insectos y roedores transmisores de enfermedades. Los recipientes desechados, llantas usadas, botellas y otros residuos pueden retener agua de lluvia, convirtiéndose en criaderos del Aedes aegypti y otros zancudos.

Esto ha contribuido directamente al aumento de enfermedades como el dengue, chikungunya y zika en Guatemala. De hecho, en 2024 el país enfrentó una severa epidemia de dengue, con más de 35 mil infecciones reportadas hasta julio, cinco veces más que el año anterior, según declaró el MSPAS en julio en una emergencia sanitaria nacional.

Acumulación de basura al aire libre también puede tener un impacto en la salud. Foto CODIDENA

Santa Rosa se posicionó entre los departamentos más golpeados por la epidemia de dengue en 2024. Entre enero y abril, el país acumuló 14,697 casos, y para la Semana Epidemiológica 18 el departamento ya contabilizaba 1,493 contagios, lo que equivale a una tasa de 323 por cada 100,000 habitantes, una de las más altas a nivel nacional, según datos oficiales del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS). A inicios de mayo, se confirmó también un fallecimiento asociado al virus en este departamento, lo que refleja la gravedad del brote y sus repercusiones en la salud pública local.

Otro efecto pernicioso de la acumulación de desechos sólidos es el deterioro de la calidad del aire, especialmente cuando la basura es incendiada intencional o accidentalmente. La quema de basura libera humo cargado de partículas finas, gases tóxicos (como dioxinas, furanos) y otros contaminantes que pueden viajar grandes distancias, afectando a comunidades enteras con problemas respiratorios, irritación y riesgos crónicos (asma, enfermedades cardiovasculares, incluso cáncer a largo plazo).

Guatemala ha experimentado episodios agudos de contaminación atmosférica vinculados a incendios en vertederos. Un caso reciente ocurrió en marzo de 2025: un incendio masivo en el vertedero de basura administrado por AMSA (aprox. 20 km al sur de la capital) provocó que la calidad del aire en la Ciudad de Guatemala alcanzara niveles catalogados como “muy mala” e incluso “peligrosa” para la salud.

Educación ambiental: una tarea pendiente

La problemática de los desechos sólidos en Santa Rosa no solo obedece a la ausencia de infraestructura, sino también a una falta de educación y conciencia ambiental en la población. En teoría, Guatemala incluye la educación ambiental en el currículo oficial, el Currículo Nacional Base (CNB) establece, por ejemplo, que los alumnos deben aprender a relacionar un ambiente sano con la salud humana y emitir juicios críticos sobre el impacto de las actividades humanas en el deterioro ambiental.

Sin embargo, en la práctica estos contenidos no se han traducido en un cambio de hábitos ni en una cultura ciudadana de manejo adecuado de la basura en Santa Rosa. Las escuelas del departamento pocas veces priorizan proyectos ecológicos y muchos niños y jóvenes crecen sin la sensibilidad sobre cómo la basura que generan afecta su propio entorno.

Diferentes actores han reconocido esta debilidad y han tratado de compensarla. Organizaciones como la Comisión Diocesana de Defensa de la Naturaleza (CODIDENA) han emprendido talleres de formación para docentes y estudiantes, orientados a crear una educación ambiental integral desde las aulas. También el MARN ha ejecutado programas locales, certificando a grupos de “Guardianes Ecológicos”, 147 estudiantes santarroseños fueron formados en módulos de ecología y medio ambiente.  No obstante, estas iniciativas dependen de voluntades específicas y no alcanzan a toda la población estudiantil.

A nivel municipal, la divulgación de buenas prácticas ambientales suele ser limitada. Cabe recordar que, por ley, en el artículo 68 del Código Municipal, la gestión de los residuos sólidos es competencia de las municipalidades, lo que incluye no solo recoger la basura sino educar a los vecinos sobre su correcto manejo.

La gestión de los desechos sólidos corresponde a las municipalidades. Foto Glenda Alvarez

En Santa Rosa, muchas comunas han quedado a deber en este aspecto, la escasa comunicación y educación ciudadana al respecto perpetúa hábitos dañinos (tirar basura en la calle, ríos o quemarla en el patio). En los foros ambientales departamentales se ha resaltado que sin una base de educación ambiental desde la niñez, cualquier infraestructura o reglamento tendrá un impacto limitado. Es indispensable integrar a las escuelas, maestros y líderes comunitarios en una cruzada educativa que aborde la importancia de reducir la generación de basura, separar los residuos en casa y disponerlos correctamente.

La gestión fallida de los últimos años puede y debe transformarse en una gestión eficiente y participativa. Convertir los vertederos en rellenos sanitarios, la basura en recursos aprovechables y la apatía en acción colectiva es el desafío. El problema está identificado y los riesgos son evidentes; ahora hace falta pasar del diagnóstico a la acción concreta.