Rodrigo Paz, un candidato casi invisible que ganó las elecciones de Bolivia

Bajo el ala del Partido Demócrata Cristiano (PDC)  ganó las elecciones con un 54.4% de votos. Aunque los analistas lo consideran más cercano al centro derecha con un discurso que ofrece “capitalismo para todos”. Los votantes que no querían un gobierno conservador y alejarse de MAS hicieron ganador Rodrigo Paz Pereira.

Prensa Comunitaria *

El candidato de centro derecha Rodrigo Paz Pereira es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, uno de los principales dirigentes del histórico Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Sin embargo, Paz Pereira de 58 años, quien ha sido concejal, diputado y alcalde de la ciudad sureña de Tarija y senador por el partido opositor Comunidad Ciudadana, del expresidente Carlos Mesa (2003-2005) ofrece “capitalismo para todos”.

Paz irrumpió como un candidato inesperado, casi invisible en las encuestas. Bajo el ala del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Paz se lanzó a la caza de aquellos votantes que se alejaron del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales. Ganó en una primera vuelta con un 32%, seis puntos delante del conservador Jorge “Tuto” Quiroga.

Este domingo 19 de octubre, Paz ganó la presidencia en una segunda vuelta contra Quiroga al conseguir más del 54,4% de los votos, según el conteo preliminar ofrecido por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

El candidato ha huido de las  definiciones ideológicas, pero los analistas políticos lo consideran un “socialdemócrata más cercano a la derecha que al centro”.

Si se le consulta, prefiere presentarse al electorado como un reformista moderado que busca un “capitalismo para todos”. Ese un discurso que utilizó para acercarse a los sectores indígenas que hoy no se sienten representados por MAS.

“Todas las medidas de Paz son para los cuentapropistas. Dice ‘vamos a liberalizar, pero no para los ricos; lo haremos para los pobres”, le dijo a EL PAÍS .

El analista político Raúl Peñaranda, director de Brújula Digital, opina: “Bolivia es un país donde el 80% de la economía es informal. Paz ha logrado entrar con su discurso declarándose un capitalista de los pequeños emprendedores”, dice. “Hay tantos informales porque ser formal en Bolivia es un infierno. Paz ofrece una vía para que gente afectada por la burocracia puedan normalizar su actividad”, explica Peñaranda.

En el cierre de campaña en Cochabamba, el martes pasado, Paz dijo que en Bolivia ya “no habrá contrabando porque todo será legal”. “Bajaremos los aranceles para acabar con ese Estado tranca que no nos permite traer productos, tecnología. Necesitamos créditos a bajos intereses”, dijo.

Como candidato del partido democristiano, Paz ofrecía acabar con el “Estado tranca”, pero no le hablaba a los grandes empresarios, como su rival Tuto Quiroga. Ha prometido incluso un “perdonazo” tributario que condene deudas y multas a los contribuyentes como parte de un “plan platita” que movilice la economía, hoy en recesión.

A diferencia de Tuto, Paz dice que no pedirá dinero al Fondo Monetario, porque le alcanzará para financiarse con el ajuste de las cuentas y el combate de la corrupción.

De candidato invisible a ganador

Paz nació en Galicia de madre española en 1967, durante el exilio de su padre, perseguido por la dictadura. Antes de volver a Bolivia con 15 años había vivido en una decena de países.

Es economista y tiene una maestría en Gestión Política en la American University, en Estados Unidos. Ahí conoció a María Elena Urquidi, su esposa, con la que tiene cuatro hijos.

Dos años antes de decidir su candidatura presidencial, Paz recorrió más de 200 pueblos bolivianos, donde llegó incluso a participar en fiestas patronales y desfiles folclóricos junto a líderes sindicales.

En su entorno reconocen que esas giras fueron determinantes en el triunfo de agosto. “La gente lo mira y lo escucha, dice ‘este nos conoce, le gusta lo popular”, sostienen.

La popularidad de Paz se disparó definitivamente cuando eligió como compañero de fórmula a Edman Lara, un expolicía de derecha muy popular en redes sociales por su marcado discurso anticorrupción. “Lara tiene un discurso contra la falta de justicia y el abuso de los poderosos. Y los poderosos son en este caso tanto los oligarcas tradicionales como los masistas”, dice Ortuño. Llegada las elecciones, el binomio ganó “porque si no querías votar a la derecha tradicional ni al MAS, no había otra opción”, agrega.

*Con información de El País y Página 12