Leocadio Juracán: “Lucho para no perder mis principios, mis ideales y mi convicción”

 

Leocadio Juracán ha sido dirigente por más de 37 años de una de las organizaciones campesinas más emblemáticas de Guatemala, el Comité Campesino del Altiplano (CCDA). Desde Quixayá, en San Lucas Tolimán, donde ha vivido más de 40 años, nos relata cómo fue su detención en el Aeropuerto Internacional La Aurora, pero también su lucha por el sector campesino, su participación en los Acuerdos de Paz y su paso por el Congreso de la República como diputado.

Para él, “la economía del país se ha basado sobre los hombros del sector campesino” y por ello se necesita una reforma a la Constitución para incluir al campesino como sujeto de desarrollo.

Por Juan Bautista Xol

Leocadio Juracán es un dirigente campesino muy reconocido y respetado en su comunidad por su lucha en la defensa del territorio y del medio ambiente. Por eso, su detención el 13 de agosto de 2025 causó indignación. 

En una entrevista brindada a Prensa Comunitaria, en su vivienda ubicada en Quixayá, en el municipio de San Lucas Tolimán, Sololá, recuerda cómo vivió ese día en el aeropuerto, un momento que indica le pareció indignante porque se utilizó el sistema de justicia para criminalizarlo e intimidarlo. 

Fue dejado en libertad condicional, pero enfrentará proceso por el delito de usurpación agravada en el Juzgado de Primera Instancia Penal de Puerto Barrios, Izabal. 

El 19 de agosto salió del centro de detención Mariscal Zavala, en la capital de Guatemala, luego de pagar una fianza de Q50 mil.

Los pasos de Juracán comenzaron en San Jerónimo Miramar, Patulul, Suchitepéquez, donde nació, sin embargo, cuando tenía dos años su familia pasó a vivir a la finca Quixayá, por cuestiones de trabajo. 

Leocadio Juracán ha vivido gran parte de su vida en la finca Quixayá. Foto Juan Bautista Xol

A los 14 años quedó huérfano de padre y tuvo que trabajar con su hermano mayor en la limpia y corte de café y el corte de caña para sostener a su familia. Es el segundo hermano de los 8 hijos de la familia. 

Desde joven empezó a relacionarse con la agricultura campesina, con los trabajos organizativos y el cuidado del medio ambiente la cual lo practica en la actualidad porque asegura que tienen una conexión estrecha con la madre naturaleza.

Quixayá, una palabra en el idioma maya Kaqchikel proviene de dos palabras que son Quix “espina” y Yá significa “agua”. Juracán recordó que en medio de la dictadura militar los terratenientes en los años 1980 a 1982, explotaban a los campesinos en dicha finca, pero un día se organizaron y con el apoyo de la Iglesia católica de San Lucas Tolimán gestionaron fondos para poder comprar la mitad de la misma.

Esta comunidad se ubica en San Lucas Tolimán, Sololá, a unos 111 kilómetros de la ciudad capital. Está poblada por 150 familias indígenas maya Kaqchikel, lugar donde Juracán vive desde hace 40 años. 

¿Qué se acuerda del día de su detención, era algo que ya esperaba, que fuera criminalizado?

La vida nos da señales, porque yo he salido varias veces en representación del CCDA a nivel nacional, en varios departamentos y fuera del país y casi nunca me preocupo en prepararme y no sé qué me dio esa vez, tenía preparado mi equipaje un día antes. 

Cuando llegué, me fui a chequear, la empleada de la aerolínea me facilitó todo, hice mi registro en la SAT (Superintendencia de Administración Tributaria), pasé en la aduana sin ningún problema, nunca me esperé eso, vi que había un grupo de policías, los saludé, me pidieron el pasaporte, les di, me lo devolvieron a los 10 minutos, no encontraron nada, me dejaron ir a la sala de espera. 

El día de su detención, Leocadio Juracán confiesa haber sentido indignación. Foto Juan Bautista Xol

Llegaron otros tres policías y me dijeron que los acompañara. Lo que más recuerdo en ese momento es que yo decía: ‘Esto es una equivocación y si no, es una cuestión inmediatamente fabricada’. Y mi temor era que ya había chequeado mi equipaje y ya se había ido, les pregunté: ‘Si me van a dejar ir o no porque voy a perder el vuelo’ y me decían que no y me entró un temor de que si es una cuestión fabricada me pueden colocar cualquier cosa dentro del equipaje ‘y me joden’. 

Empecé a desear que no fuera así, revisaron mi equipaje, tendieron todo sobre dos mesas y sacaron una por una las cosas y lo que encontraron fue un libro y mis banderas del CCDA.

El choque más grande para mí es que cuando yo acepté a ser candidato a diputado es porque creía en la institucionalidad y en las leyes. Me frustré mucho como la autoridad en quien creía y tenía confianza porque nos daba seguridad de la ciudadanía había cometido un gran error, actuar de manera arbitraria, de manera ilegal y que estoy seguro, recibieron órdenes de las estructuras vinculadas a las mafias, infiltrando mi teléfono y conversaciones y sabían que iba a salir. 

Lo decía al salir del aeropuerto ‘los chuchos de los criminales que me acusan falsamente, que me llevan detenido ahorita’ porque me dio tanto coraje, tanta indignación, que hay muy buenos elementos de PNC, pero hay muchos que se siguen prestando a hacer trabajo sucio a estructuras como en este caso. 

Haber montado algo de manera falsa, espuria, política y utilizar todo el sistema de justicia, patrullas, elementos de PNC (Policía Nacional Civil), tribunales, jueces y guardias del SP (Sistema Penitenciario), en algo que prácticamente servía para criminalizarme e intimidarme y mientras tanto están dejando abandonado su verdadero papel de garantizar seguridad a la población. Eso también es indignante.  

¿Cómo se involucró en el movimiento campesino, específicamente en el CCDA?

Yo era cooperativista. En 1989 tenía 19 años cuando me invitaron a una capacitación en Chimaltenango para abordar el tema de la explotación, de las violaciones a los derechos humanos. En esa época el tema del conflicto estaba muy fuerte entonces había muchas violaciones a derechos humanos y mucha explotación.

Me generó conciencia y me involucré. Yo tenía sexto grado de primaria y resulta que dentro de los que estábamos siendo capacitados y concientizados era yo el más formado. Inmediatamente me eligieron para ser secretario del CCDA y para llevar algunas actas, algunas memorias, algunos apuntes y desde ese entonces empecé a involucrarme en el CCDA en 1988. 

Luego fui representante del CCDA en la Coordinadora Nacional de Pequeños y Medianos Productores (CONAM) del 1991 a 1992, luego de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC) en 1998 y así fui involucrándome más. 

Leocadio Juracán lleva más de tres décadas siendo dirigente del CCDA. Foto Juan Bautista Xol

Ahora soy responsable del programa de investigación de la Universidad Popular de los Pueblos dentro del CCDA, eso nos ha permitido hacer estudios antropológicos, históricos, registrales, catastrales donde determinamos que hay comunidades indígenas y campesinas que siguen siendo víctimas de despojo y eso nos ha comprometido moralmente de acompañarlos y denunciar esos despojos que ha sufrido la población. 

Nos ha convertido en defensores de derechos humanos y de territorios y de derechos colectivos de los pueblos indígenas. Nos miran muy ligados, he sido amparista de varias comunidades, he solicitado tres medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de la cual soy peticionario. También soy denunciante en dos casos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH). 

¿Tuvo algún rol en el proceso de paz que se dio en Guatemala?

A través de la asamblea de la sociedad civil participé en la formulación de tres acuerdos de paz, el Acuerdo para el Reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas, el Acuerdo de Identidad y Derecho de los Pueblos Indígenas y el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria. 

Juracán también tuvo un papel importante en los Acuerdos de Paz. Foto Juan Bautista Xol

En el Acuerdo socioeconómico participé en la formulación de la propuesta del sector campesino que se denominó “Democratización del uso y tenencia de la propiedad de la tierra” que se trasladó en las partes de negociación para que incorporaran la demanda de la población indígena campesina por transformar la actual estructura de la tenencia de la tierra.

La contrarrevolución en Guatemala se dio por la concentración de la tierra y todo el conflicto armado es también por el despojo por la concentración de la tierra y las graves violaciones de derechos humanos y la pobreza y la extrema pobreza, la desnutrición es por la concentración de la tierra.

Tiene mucho que ver la democratización de la tierra para resolver problemas estructurales en Guatemala y promover la justicia, el desarrollo y la soberanía alimentaria. 

¿Cómo fue su paso por el Congreso? ¿Alguna vez pensó que sería diputado?

La asamblea del CCDA decidió en el 2015, con los representantes de 20 departamentos del país, ‘que el CCDA debe de disputar el poder porque todas nuestras demandas y todos los problemas estructurales no se pueden cambiar si no asumimos el poder. Respaldamos y proponemos que Leocadio participe’. 

Fue una decisión de la asamblea y buscamos por cuál partido debíamos participar, en ese entonces se estaba constituyendo el partido Convergencia por la Revolución Democrática, coordinamos con el Consejo de Pueblos de Occidente (CPO), con varias organizaciones sindicales, con pueblos originarios, con movimientos progresistas y así como participé en la elección encabezando el listado nacional por la diputación.

Recorrí el país para socializar la información y nuestras propuestas y nos llevó a ser electos en el Congreso de la República. 

Tuvimos una bancada de tres diputados, inicialmente me acompañó Sandra Morán por Guatemala, Álvaro Velásquez, que después de su fallecimiento fue sustituido por Enrique Álvarez. 

Cuando fue diputado del Congreso, Juracán apoyó varias causas de los movimientos sociales. Foto Congreso de la República

Esa bancada generó muchas expectativas, aplicamos la mediación, el acompañamiento a sectores de sociedad civil que no son atendidos, hicimos varias denuncias de saqueo a los territorios y a comunidades indígenas que estaban sufriendo violaciones a derechos humanos, dimos acompañamiento a presos políticos que estaban sufriendo la criminalización. Era una bancada pequeña pero activa, presentamos varias iniciativas de ley, varios amparos favorables y logramos resoluciones favorables en las Cortes.

Fue una experiencia bonita que nos generó conocimiento, manejo de los tiempos políticos, de la situación parlamentaria y de las responsabilidades que tiene un congresista. Me di cuenta que la mayoría de diputados que llegan al Congreso no tienen una agenda de país, gremial ni siquiera territorial. Muchos llegan con una agenda personal. 

Hago el llamado a la población para que promueva a personas que nos acompañen en nuestra lucha, que tengan una visión colectiva y que tengan una identidad legítima para presentar demandas colectivas, estructurales y de nación.

¿Cuál es la importancia del movimiento campesino en un país como Guatemala donde se sigue limitando el acceso a la tierra a quienes menos tienen?

Los campesinos en el país, les guste o no les guste a estos criminales mafiosos que tiene el poder del Estado, la economía del país se ha basado bajo los hombros del sector campesino. 

Los que producimos los bananos somos los campesinos, los que producimos y trabajamos el algodón somos los campesinos, todo el tema del café, somos los campesinos, el azúcar, hasta las palmeras, pero nunca somos los campesinos los que disfrutamos de ese desarrollo y de la economía que generamos.

Actualmente a pesar de que ha habido mucho recorte y han implementado más la industria, hay un gran número de campesinos o población rural que han migrado para Estados Unidos como migrantes y las remesas que mandan supera casi el Presupuesto General de la Nación. 

Otra vez, aunque los migrantes estén donde estén, el que está sosteniendo la economía sigue siendo la población rural.

El campesinado siempre ha sido el motor del desarrollo en Guatemala, afirma Juracán. Foto Juan Bautista Xol

Esa es la demanda porque mientras somos los que hemos sostenido la economía de Guatemala por muchos años y muchas generaciones seguimos siendo criminalizados, despojados, explotados, marginados, excluidos y con un racismo inmenso porque no se dé ninguna oportunidad para que la población campesina e indígena se desarrolle para ganar su autonomía.

Por eso es que seguimos luchando para que avancemos con nuestros propios medios. 

Nuevamente la invitación, hay que cambiar el Estado, hay que tomar el Estado por la vía electoral, hay que disputarles el poder para cambiar el Estado a través de la reforma constitucional y hace los cambios estructurales y reconocer al sector campesino como sujeto de desarrollo y personas, porque en la Constitución no existe el término campesino.

¿Cómo se describe usted a nivel personal, ya fuera de su rol como dirigente?

Cuando fui candidato a diputado me reuní con un grupo de ancianos para consultarlos y que me hicieran ver si era bueno o no. En el idioma Kaqchikel me dijeron una frase: ‘Está bien, puedes ir, pero no nos vayas a avergonzar’. 

El dirigente campesino afirma que lo más importante para él es no faltar a sus principios. Foto Juan Bautista Xol

He crecido, educado bajo principios del respeto, del valor de la palabra, de ser transparente, honorable. Yo tengo temor al Ajaw, tengo temor a mis faltas, tengo temor a ser juzgado, por eso es que me cuido de tratar de no cometer errores.

Siempre lucho por ser muy puntual, para no perder mis principios, mis ideales, mi convicción.

¿Si no fuera dirigente campesino, a que se dedicaría, cuál es su pasión?

Desde muy joven me motivó mucho la búsqueda de la justicia, cuando recibí los cursos y talleres de la Teología de la Liberación, me enfoqué en eso, el respeto a la madre naturaleza. 

Tal vez hubiera sido ambientalista, pero anteponiendo el derecho y respeto a la humanidad.