El Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”, está cerrado desde noviembre de 2022 por obras de infraestructura que se han prolongado en el tiempo. Se comenzó con el cambio de la cobertura (techo) con grave daño a la terraza original y al año siguiente, se avanzó con trabajos arquitectónicos a los que se les llama “museografía”. Esta obra contratada en octubre de 2023 duraría cuatro meses o un poco más (120 días calendario), pero concluyó en junio de 2025. Sin embargo, el Museo sigue cerrado pese al costo de más de Q16 millones y preocupa el estado de las obras de arte.
Por Claudia Méndez Villaseñor
El edificio que ocupa el Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida” fue diseñado y construido en 1939, por Roberto Moreno, un renombrado arquitecto, que definió con especial cuidado los elementos arquitectónicos del nuevo recinto cultural. Como parte del diseño se colocó en el techo del salón principal un artesonado (estilo mudéjar) formado por octógonos de caoba natural y rosetones de bronce al centro y se levantó una terraza con vigas de madera decoradas con pintura y encapsuladas por 52 ventanas. Tenía un piso de arcilla, que recordaba las terrazas españolas. Con los años, las filtraciones de agua, a causa de la lluvia, comenzaron a preocupar a las autoridades del Museo. El último administrador, Rudy Cotton, reconocido artista visual guatemalteco, solicitó al Ministerio de Cultura que se repararan las goteras por un costo menor a los Q500 mil. Las autoridades durante en la administración de Alejandro Giammattei en cambio pagaron millones por reparar el techo y abrieron la puerta a otra obra millonaria a menos de cuatro meses del cambio de Gobierno. Destituyeron a Cotton y cerraron el Museo.
Cómo comienza esta historia
Mantener, reparar y equipar la museografía del Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”, en un plazo de 120 días calendario, equivalentes a cuatro meses, fueron los lineamientos generales del contrato de octubre de 2023, que firmó la Constructora y Transportes J.P., S.A., con el Ministerio de Cultura y Deporte. El monto del proyecto ascendía, en ese momento a Q4 millones 270 mil 150, y consistía en construir tabiques; cambiar la losa; levantar muros; mejorar las conexiones eléctricas y los sistemas de drenajes y agua entubada, entre otras obras de ingeniería y arquitectura.
Sin embargo, resultó curioso que pese a que se trataba de “equipar la museografía” del museo, ni museógrafos o personal especializado acompañó a los equipos de la constructora durante los trabajos. A lo lejos se escuchaba la voz del director Cotton en contra del proyecto y de expertos que reconocían que esa no era la intervención más adecuada. Por ejemplo, solo el intento de retirar del techo de valioso artesonado de madera preciosa, era una de las muchas banderas rojas que se destacaron durante el desarrollo de la obra.
El Diccionario de la Lengua Española define la Museología como la ciencia que trata de los museos, su historia, su influjo en la sociedad, las técnicas de conservación y catalogación. La Museografía en tanto es el conjunto de técnicas y prácticas relativas al funcionamiento de un museo ¿Esto significa entonces, que un museógrafo o varios tendrían que haber opinado sobre el guion museológico, si se mantenía o modificaba durante el proceso? No hay respuesta.
Impermeabilizar el techo: el primer registro en Guatecompras
A finales de 2020, se publicó en el Sistema de Información de Compras y Adquisiciones del Estado (conocido como Guatecompras) un proceso de compra directa con oferta electrónica (NOG 13661485) con la finalidad de contratar un “servicio de mantenimiento e impermeabilización del techo y baldosa del edificio que ocupa el Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”.
Este proceso contó con el aval del formulario de “Requisición de Bienes, Suministros, Obras y Servicios, de la Dirección del Patrimonio Cultural y Natural” (el pedido) firmado por el administrador del museo, Rudy Cotton, el 26 de octubre de ese año. Se justificó el pedido por las múltiples filtraciones de agua en el techo y la baldosa, a causa de la lluvia, que podrían ocasionar daños a las obras expuestas.
En las bases de esta compra directa (Evento de Compra Directa 117-2020), publicadas en Guatecompras, se lee un texto que revela el valor patrimonial de la terraza (que hoy ya no existe), en los términos siguientes: “la terraza española del edificio circula la nave central, la cual tiene una losa fundida de concreto con una estructura de vigas de madera que la sostienen y un acabado de baldosa rojiza. A ella se accede por medio de dos escaleras helicoidales las cuales son visibles desde la fachada trasera del inmueble. Desde ella se abren las ventanas del claristorio las cuales permiten ver al interior del espacio central donde se encuentra la colección de arte. Está rodeada con muros perimetrales de 30 centímetros de ancho y columnas con astas para colgar banderas en ocasiones especiales”.
En el párrafo siguiente se condensa la situación de la terraza. “Tiene 720 metros cuadrados con señales de humedad y se ha producido una gotera. Estos daños son visibles tanto desde el interior, como en el exterior. Las baldosas que cubren la losa se encuentran en mal estado, pues cuenta con manchas de humedad y moho causadas por la caída de agua de lluvia del techo central y el flujo de agua hacia las bajadas pluviales”. Solo una parte de la terraza fue impermeabilizada hace unos años, con un impermeabilizante de color blanco, el cual quitó por completo el acabado estético e histórico de la misma”.
“Otra área sufrió una intervención en la que se levantó todo el piso de baldosa y se reemplazó por un relleno de mezcla de cemento. Esta área se considera la más crítica, pues es la más dañada. El relleno se encuentra lleno de grietas que permiten el paso del agua y es el principal foco de acumulación de humedad y goteras. Bajo este espacio, una de las vigas de madera que sostienen la terraza sufrió un proceso de putrefacción debido a la humedad, por lo que debió ser retirada para evitar el riesgo a caer en cualquier momento. El resto del pasillo muestra señales de humedad y grietas leves, visibles desde el interior, las cuales son reflejo de la humedad acumulada en la terraza”.
Al especificar el problema de esta forma se intentó que la empresa contratada, definiera el proyecto más allá de un techo con goteras, que se considerara el contexto y así conjugar la obra gris con la composición y elementos de arte condensados en la terraza.
El 16 de noviembre de 2020, se publicó el proceso en Guatecompras y se esperaba recibir las ofertas tres días más tarde a las 14:30 horas. No obstante, el 25 de noviembre se reportó que se había prescindido del evento. Según Juan Alberto Chet, jefe de Compras de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural y Sandra Lisbeth Secaida Lemus, jefa administrativa de la dependencia, las ofertas no favorecían los intereses del Estado. En el Portal de Transparencia no aparecen ninguna lista de ofertas ni los montos. Se desconoce entonces a qué se referían los funcionarios en esa época.
Otro intento y otro y otro para cubrir las goteras
Meses más tarde, en un nuevo año fiscal, el Ministerio de Cultura respaldó un nuevo proceso de compra para reparar el techo del museo. El 17 de marzo de 2021, se publicaron en Guatecompras nuevas bases, pero esta vez no eran las de una compra directa, sino las de una cotización pública (C-01-2021) “Servicio de mantenimiento y cambio del techo de lámina en el edificio que ocupa el Museo Nacional de Arte Moderno”, (NOG 13812459), cuyas ofertas se recibirían el 5 de abrila las 11:00 horas.
Este proceso contó también con el aval del administrador Cotton, quien el 11 de enero de 2021, firmó el formulario de “Requisición de Bienes, Suministros, Obras y Servicios, de la Dirección del Patrimonio Cultural y Natural”. Se justificó el proceso en los mismos términos del presentado un año atrás.
El día establecido para la entrega de ofertas se recibió solo la de José Eduardo Galicia Auyón, por Q619 mil 692, propietario de la empresa Proyectos de Ingeniería Constructiva (PROINE), con oficinas en la zona 10 de Mixco.
Tres días más tarde, la Junta de Recepción de Ofertas envió una nota a Galicia Auyón para que completara el expediente con algunos documentos faltantes, como una constancia del Registro General de Adquisiciones del Estado (RGAE); que establecía si estaba habilitado para ser contratista estatal; copias de proyectos y finiquitos que validaran su experiencia en proyectos similares; y la planilla de trabajadores, así como sus números de afiliación al seguro social.
El 21 de abril de ese año, mediante el Acta 17-2021 del Instituto de Antropología e Historia y de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural se dejó constancia de que la Junta de Cotización había rechazado, por unanimidad, la oferta de PROINE, por incumplir con documentos solicitados en el expediente. Fue entonces cuando, otra vez, se prescindió del servicio.
Otro intento por reparar las goteras se registró en Guatecompras, el 26 de marzo de 2021, casi en simultáneo con el anterior. Ese día, la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural publicó, en este Portal de Transparencia, los términos de la cotización pública C-07-2021 “Cambio de piso e impermeabilización de la terraza del Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”, cuyas ofertas se recibirían el 12 de abril de ese año, a las 11:00 horas.
En este proceso se utilizó, de nuevo, el formulario de “Requisición de Bienes, Suministros, Obras y Servicios, de la Dirección del Patrimonio Cultural y Natural” firmado por Cotton el 11 de enero de ese año.
El 12 de abril, solo Helbin Danilo Pérez Gutiérrez, representante legal de la Constructora y Supervisora CONSA, con sede en la zona 7 capitalina presentó una oferta por Q728 mil 640, que fue rechazada el 15 de abril de 2021, mediante el Acta 16-2021 del Instituto de Antropología e Historia y de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural. Una de las razones para declinar esta oferta fue porque superaba el monto del presupuesto previsto a gastar en la obra, que había sido calculado por el administrador del museo. Lo cual significa que el monto presupuestado era menor a los Q700 mil. Por esta causa se prescindió del proceso.

Un estudio estructural
De acuerdo con Guatecompras luego de que se prescindiera de la compra directa C-01-2021 y la cotización pública C-07-2021, se promovió en 2022 otro proceso, pero esta vez, con el objetivo de contratar un estudio estructural del Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”, (NOG 16622561) que incluyera:
- Evaluar la estructura de cubierta existente, tijera por tijera.
- Un informe sobre si era necesario intervenir la estructura de la cubierta, tijera por tijera, existente. Se pidió que se identificara elemento por elemento.
- Propuesta de cubierta a instalar, la cual tendría que ser aprobada por la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural.
- Analizar el tiempo de impermeabilizante para losas planas, presentar alternativas.
- Evaluar el estado del artesonado en madera y tipo de suspensión.
- Plano de instalación eléctrica existente.
- Proponer nueva instalación de iluminación eléctrica.
- Evaluar el estado de la baldosa en losa.
- Proponer diferentes tipos de impermeabilizante de losa, parcial o total.
Una vez se aprobara la propuesta el contratista tenía que dibujar planos de la planta y la estructura existente o de la estructura a intervenir; analizar las bajadas de agua y los canales; planos con una propuesta de iluminación; acabados; plano del artesonado de madera y su fijación al techo.
El pedido se hizo el 1 de marzo de 2022, por la encargada del Centro de Costos y administradora en funciones del Museo, Valeska Salazar, debido a que habían destituido a Cotton del cargo por rechazar los proyectos. El 15 de marzo de ese año, se prescindió del evento sin mayores justificaciones.
No obstante, ese día se publicó en Guatecompras un nuevo proceso con a el mismo fin: contratar un servicio “para la elaboración de un estudio estructural en el Museo Nacional de Arte Moderno”, Evento de Compra Directa 43-2022 (NOG 16734017). Se esperaban las ofertas el 17 de marzo a las 15:00 horas. El estudio incluiría lo que se había solicitado en el proceso prescindido el 15 de marzo. El pedido de la compra fue el mismo firmado por Salazar, el 1 de marzo.
El 25 de marzo de 2022, se adjudicó el contrato a Edgar Estuardo Cruz Guerra, de la empresa Constructora de Oriente, por Q89 mil 845, “por haber cumplido con las condiciones y términos de referencia requeridas en bases”. El otro oferente fue Orlando René Muñoz López, de la compañía INTEG, que ofertó Q89 mil 900.
El 4 de abril de 2022, se firmó el Contrato DGCPYN-7-2022 entre Jenny Ivette Barrios Vital de Rodríguez, directora general del Patrimonio Cultural y el empresario, por un monto de Q89 mil 845 y con vigencia de 30 días calendario. Con la resolución VPCYN-20-2022, del Viceministerio del Patrimonio Cultural y Natural, del 22 de abril de 2022, se aprobaron “bajo la responsabilidad” de Barrios Vital de Rodríguez y del constructor, las 19 cláusulas del contrato DGCPYN-7- 2022.
Un contrato millonario por la cubierta del Museo
Se supondría que los resultados del estudio estructural, contratado en abril de 2022, tendrían que haber sido la guía que orientara lo que se tenía que hacer para reparar el techo del museo. Sin embargo, en los términos de la licitación pública DGPCYN-04-2022 “Cambio de cubierta del Museo de Arte Moderno (MUNAM) ubicado en la zona 13, Guatemala, Guatemala”, con la publicación en Guatecompras el 9 de agosto de 2022 (NOG 17725461), no se advirtió o notificó sobre el estudio. En este proceso, el pedido lo firmó, un mes antes, la directora técnica, Cindy Rosalinda del Carmen Sosa Gudiel, el 14 de julio de 2022. ¿Por qué?
Para entonces, el Ministerio de Cultura había escalado de una compra directa en 2020, menor a Q700 mil, a una cotización y luego a una licitación millonaria con el propósito de reparar las goteras que Cotton había señalado en años anteriores.
Los interesados en obtener este contrato presentaron ofertas el 21 de septiembre de 2022 a las 10:00 horas. Atendieron la convocatoria las empresas: ARCOS Proyecciones, S.A., que ofertó Q9 millones 802 mil 890 y la Constructora Archila, propiedad de Eduardo Archila Sánchez, Q5 millones 457 mil 252.17.
Se adjudicó la obra a ARCOS Proyecciones, S.A., el 12 de octubre de ese año, con un plazo de 212 días calendario (un aproximado de 8 meses) a partir del 25 de enero de 2023. Pero, la obra se suspendió del 7 de agosto al 7 de septiembrede ese año. Esta empresa fue la misma que hizo el cambio de cubierta del Museo de Arqueología y Etnología, por Q8 millones 700 mil.
Entre los renglones contratados se destacaron: Trabajos preliminares; reparar estructuras metálicas existentes; instalar cubierta final; mejoramiento de la linternilla; artesonado de madera y grilla metálica nueva; impermeabilizar las losas; instalar línea de vida en techos, sistema de aguas pluviales; eléctricas y una licencia de Estudio de Impacto Ambiental (EIA). En Guatecompras no hay un registro de este permiso. La obra fue entregada en noviembre de ese año y al final se reportó un costo de Q11 millones 970 mil 510.

Desaparece la terraza española
La obra millonaria provocó críticas en el ámbito cultural del país al conocerse que había desaparecido la valiosa terraza estilo español, originalmente de baldosa, por una capa de cemento de 10 centímetros de espesor.
El jefe del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Decorbic) y el subdirector de la dependencia, Erick Ortiz y Rony Chávez aseguraron que en el Museo no había una terraza con influencia española, sino una de concreto. Afirmaron que el edificio no tenía las características y condiciones para una terraza de ese estilo. Sin embargo, en las bases de la compra directa (117-2020), que fue prescindida, el 25 de noviembre de 2020 se definían con claridad las características de la terraza y su valor patrimonial. Hoy ya no existe.
El valioso artesonado del techo quedó intacto, por la resistencia de Cotton, quien había solicitado una opinión a ingenieros estructurales sobre lo que ocurriría si se retiraba. Le contestaron que lo podían quitar y limpiar, pero que en definitiva no era posible colocarlo de nuevo. Preservar esta valiosa estructura y exigir que no se tocara fue una de las causas por las que Cotton fue retirado del cargo, luego de haber sido galardonado por el Ministerio de Cultura por su trayectoria y trabajo a favor del arte nacional.
Nuevos trabajos
Al concluir el cuestionable cambio de la cubierta del museo, se promovieron otras dos licitaciones públicas (NOG 19735014 y NOG 20538413) “Mantenimiento, reparación y equipamiento de la museografía del Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida, a cargo de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural”. La primera fue convocada el 17 de abril de 2023 para los siguientes trabajos:
Levantar muro tabique; muro tabique antihumedad doble bastidor; pintura en muro; restaurar ventanas tipo I y IV; limpieza de faroles; iluminación general: iluminación dirigida; mantenimiento y pulido de piso; mantenimiento y reparación de cielo falso: pintura en el muro patrimonial y cierre de vidrio templado.
Se planificaron los siguientes trabajos en la Sala Mérida: levantar muro tabique antihumedad y muro tabique antihumedad doble bastidor; acabado en muro tabique con pintura negra mate. Como apoyo museográfico se solicitó: plataforma IV; iluminación general; una unidad de iluminación dirigida; restaurar ventanas tipo I; limpieza de faroles; mantenimiento y pulido de piso; el mantenimiento y reparación de cielo falso y pintura del muro patrimonial.
Se contratarían trabajos específicos en las nueve zonas del Museo; la reparación y mantenimiento de gráficas y equipamiento como pantallas led (2); equipos de sonido (2); dispensadores de jabón (2); dispensadores de papel para manos (2); dispensadores de papel higiénico (2); inodoros (1); lavamanos (1); soportes de acero; espejos (1), cambiador (1); sistema de audio (2); pantallas interactivas (8); silla ejecutiva (1); sillas para sala de reuniones (30); macetas (20); pantallas táctiles (12); computadora; proyector; basurero; extractor de olores y lectores de temperatura y humedad (8).
El 29 de mayo a las 10:00 horas, se recibió solo la oferta de ARCOS Proyecciones S.A., por Q8 millones 268 mil 525. Esta propuesta fue entregada por Jessica Lemus, representante legal de la empresa. El 2 de junio de ese año, mediante el acta 39-2023, del Instituto de Antropología e Historia y de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, se resolvió que el único oferente incumplió las bases de licitación al no presentar requisitos fundamentales, por lo cual no se le adjudicó el proyecto.
Después de más de un mes, el ministerio publicó un proceso en Guatecompras, en los mismos términos que el anterior. El 12 de julio de 2023, se publicó la convocatoria a licitación pública (NOG 20538413) “Mantenimiento, reparación y equipamiento de la museografía del Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”, a cargo de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural”, cuyas ofertas se recibirían el 22 de agosto a las 10:00 horas. La obra a contratar era la misma del proceso no adjudicado el 12 de junio de ese año.
El 22 de agosto se presentaron tres empresas: Constructora y Transportes J.P., S.A., que ofertó Q4 millones 250 mil 150; Constructora Mérida, S.A.(CONSTRUMERSA), Q4 millones 270 mil 150 y ARCOS Proyecciones S.A., Q4 millones 072 mil 102.66. Esta última, redujo la oferta a casi la mitad del monto que había ofertado en la convocatoria de mayo de 2023.
El contrato se adjudicó por un monto de Q4 millones 270 mil 150, a la Constructora y Transportes J.P., S.A., el 8 de septiembre de ese año, a través del acta 54-2023 del Instituto de Antropología e Historia y de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, por “cumplir a cabalidad con todos los documentos, requisitos y especificaciones generales y técnicas requeridas”.






Reapertura ¿a la brevedad posible?
Prensa Comunitaria solicitó información al Viceministerio del Patrimonio Cultural y Natural sobre la reapertura del Museo de Arte Moderno “Carlos Mérida”, luego de concluidas las obras de infraestructura y respondió que se esperaba hacerlo “a la brevedad posible”, por medio de un documento de la Dirección de Comunicación y Difusión Cultural, del Ministerio de Cultura.
De acuerdo con esta información, en las últimas semanas se han efectuado jornadas de fumigación en las instalaciones del recinto cultural y se mantiene el monitoreo del inmueble, pero no se precisó el motivo. “Se trabaja por reabrir a la brevedad posible”, se indicó sin precisar una fecha. En Guatecompras no hay registro de ningún proceso de compra o compra de baja cuantía por servicios de fumigación en las instalaciones del museo.
Se aseguró en ese documento que todavía se define el guion museológico y los espacios, por lo que no hay un catálogo de obras a exhibir. En 2022, la Exposición Permanente estaba compuesta por 90, entre visuales, plásticas y gráficas.
Hasta 2022, el museo contaba con la Sala de Exposición Permanente, en la que se exhibía, como patrimonio nacional, la cronología de 100 años de obras de arte guatemaltecas; la Sala Carlos Mérida, dedicada en exclusiva a la obra del artista y la Sala de Exposiciones Temporales.
En una entrevista realizada a Cotton, en 2019, el artista y exadministrador del museo dijo que las obras de la Exposición Permanente pertenecían a un periodo histórico que comenzó en 1900 y se extendió poco después de 1950.
El punto de partida de las artes visuales en Guatemala, dijo Cotton en esa entrevista, está representado en la obra Paisaje, un óleo sobre tela, de Agustín Iriarte Castro, de 1900.
De Carlos Mérida (1891 – 1984) se exhibían siete lienzos, uno de los más importantes es “Glorificación del quetzal”, de 1956. “Es un óleo sobre lienzo, en cuya parte superior figura un quetzal estilizado. La pintura está inspirada en leyendas de Guatemala y del Popol Vuh”, dijo Cotton.
El museo también contaba con la Sala de Trabajo de Carlos Mérida, la cual fue donada por su familia. Allí se tiene la ilusión de observar al artista mientras pinta. “Los instrumentos de trabajo son auténticos. La escena es iluminada por una lámpara con 94 fuentes de luz”, agregó.
Según el Ministerio de Cultura, “la museografía propuesta está en espera del discurso expositivo y guion museológico, bajo un discurso e hilo conductor mixto, cronológico y temático resaltado dentro de la visión modernista del siglo XX. No solo los valores extraordinarios de la plástica guatemalteca sino al mismo tiempo las diversas narrativas presentes en cada década”, indicó. “La museografía está ligada de forma directa al discurso y a las piezas maestras de la colección”, añadió.
Algo que preocupó de las respuestas escasas ofrecidas en el documento que compartió la Dirección de Comunicación y Difusión Cultural de la cartera fue que hasta 2025, “fechas recientes”, se contrató a una conservadora para el análisis de conservación y estado de la colección depositada desde 2023, en ambientes cerrados del Museo de Historia Natural. Sin embargo, en Guatecompras tampoco hay reportes del contrato temporal de una restauradora o curadora de arte.
La joya del arte moderno
La ficha y reseña histórica del Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida” está disponible en el Portal del Ministerio de Cultura y en el Sistema de Información Cultural (SIC) que lo cataloga como la joya del arte moderno del país. Su nombre original fue el de Museo Nacional de Historia y Bellas Artes, creado por el Acuerdo Gubernativo 1623, del 15 de enero de 1935. Sin embargo, fue inaugurado antes, el 10 de noviembre de 1934, en el antiguo templo de El Calvario ubicado al final de la Sexta Avenida y 18 calle de la zona 1 capitalina.
De acuerdo con el SIC, el templo se demolió en 1947 cuando se decidió prolongar la 6ª avenida hacia el sur de la ciudad. Por ello, se trasladó el legado artístico a un espacio en la Finca Nacional La Aurora, en la zona 13 y a otros museos de la Antigua Guatemala. Años después se logró separar el material histórico del artístico y se creó el Museo Nacional de Historia. En 1968, el Museo ocupaba, de manera oficial, el Salón 6 de la Finca Nacional La Aurora.
El 16 de octubre de 1975, el Museo Nacional de Historia y Bellas Artes cambió de nombre a Museo Nacional de Arte Moderno de Guatemala. Fue en 1999, por medio del Acuerdo Ministerial 428-99 que se le agregó el nombre del reconocido artista Carlos Mérida, nacido el 2 de diciembre de 1891 en Quetzaltenango y nacionalizado mexicano, por ser uno de los máximos exponentes de las artes visuales modernas del país.
¿Por qué importa un Museo de Arte Moderno?
Fátima Anzueto, historiadora de arte y artista visual consideró que “más que pensar en una única razón por la que el Estado decide abrir un Museo Nacional de Arte Moderno considero necesario remitirnos a la historia de su fundación y a la conformación de una colección nacional. En el caso de Guatemala es preciso recordar los orígenes del Museo de Bellas Artes en el siglo pasado, así como, la reutilización de un edificio que no fue concebido como museo, el Salón 6 de la Finca La Aurora. Este espacio, con el tiempo, se convirtió en sede de una colección de arte que posteriormente daría lugar al actual Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida” que permanece cerrado desde hace tres años”, dijo.
“Reconozco la importancia de contar con espacios que protejan y conserven el patrimonio, ya que este constituye, en gran medida, parte de la identidad de un país. Como ciudadanos, resulta fundamental tener acceso al arte local en un museo estatal adecuadamente acondicionado, donde sea posible conocer y aprender sobre el arte moderno de Guatemala a través de su colección. En ella se encuentran representados, no todos, pero sí una parte significativa de los artistas más relevantes en la historia del arte guatemalteco del siglo XX”, indicó.
De acuerdo con Anzueto, la función de un museo va más allá de reunir y exhibir solo a artistas connotados. “Aunque es innegable que su presencia en la colección aporta legitimidad y memoria histórica. Hoy en día, los museos también asumen el reto de abrirse a nuevas narrativas a través de exposiciones temporales y actividades culturales que enriquecen el diálogo con el público”, dijo.
“En el caso del país, la situación es particular: no contamos con un Museo de Arte Contemporáneo estatal, lo que ha llevado al Museo Nacional de Arte Moderno, en determinadas administraciones, a fungir como un espacio que transita entre lo moderno y contemporáneo. Esa flexibilidad, a mi juicio, refleja no solo las carencias institucionales”, sino también la capacidad de un museo de reinventarse y seguir siendo un lugar de encuentro del arte local”, indicó.
“El valor de un museo de arte moderno para un país radica en que brinda acceso directo a la cultura y al conocimiento, además de resguardar y difundir patrimonio artístico. En el caso de un museo nacional, esta función adquiere aún mayor relevancia, pues se convierte en un referente de identidad y de memoria colectiva. Por ello es fundamental que sea un espacio accesible para todas y todos los ciudadanos”, afirmó.
Las obras del Museo
La experta visitó el Museo en julio de 2022, antes del cierre, por la exposición “Los huesos del agua”, de Luis González Palma. “Esta fue una exposición retrospectiva del fotógrafo guatemalteco. Lo que sí pude conocer en su momento, por mi interés como historiadora del arte, fue parte de la colección permanente que estaba montada en ese entonces, de la cual puedo mencionar algunos nombres y no todas las obras emblemáticas ya que su colección está conformada por más de un centenar de artistas”, recordó.
Anzueto mencionó, por ejemplo, a Rafael Rodríguez Padilla, con su célebre retrato de “Jaime Sabartes”; Carlos Valenti, con la pintura al óleo “Gitana”; Andrés Curruchich, con piezas como “Los Cofrades y Capitanas”; y a Juan Sisay, con “Las tejedoras de Atitlán”, así como, obras de Antonio Tejeda Fonseca, Roberto Ossaye, Alfredo Gálvez Suárez y con algunas de sus pinturas de corte indigenista.
La historiadora del arte también comentó sobre la escultura en bronce “Cristo en agonía”, de Rafael Yela Gunther; los trabajos de Rodolfo Galeotti Torres; el lienzo de gran formato de Carlos Mérida, “Glorificación al quetzal”; la colección donada por la familia del artista al museo; la obra de gran formato “El pintor y los nueve estorbos” de Efraín Recinos; la obra de Roberto Cabrera y Luis Díaz, entre otros.
Anzueto también destacó la presencia de obras de mujeres artistas como la presencia de Joyce de Guatemala; Margarita Azurdia; Magda Eunice Sánchez; Isabel Ruiz; el linóleo “Tormenta en la selva”, de Wilfreda López; la pintura al óleo “Paisaje en la colina”, de Irma Lorenzana de Luján y esculturas de María Dolores Castellanos. “También recuerdo el lienzo recientemente donado por Rina García Lazo, hija de Rina Lazo; además de la obra “Ventana con luna”, que se exhibía junto a un grabado de Arturo García Bustos, artista mexicano vinculado a la historia del arte guatemalteco durante la Revolución. Asimismo, estaba presente el surrealista “El torito soñador” del español, Eugenio Fernández Granell”,agregó.
“En la colección expuesta también se encontraban obras de artistas como Juan Antonio Franco, Jacobo Rodríguez Padilla, Rodolfo Abularach, Elmar René Rojas, Ramón Banús y Manolo Gallardo, así como piezas de creadores más contemporáneos como Aníbal López, Darío Escobar y Francisco Auyón. El museo resguarda una vasta colección que supera los nombres de artistas anteriormente mencionados, aunque desconozco el número exacto, debo decir que, como investigadora en historia del arte guatemalteco, no he tenido aún la oportunidad de consultar el archivo institucional ni el archivo donado por la familia de Carlos Mérida, que son temas de interés dentro de mi práctica. Considero que una institución pública debe estar abierta a su información para investigadores locales, así como extranjeros que se interesan por conocer el arte guatemalteco”, comentó.
Sobre el guion museológico
Desde su experiencia profesional, Anzueto dice que se recomienda que los guiones museológicos no se mantengan estáticos, pero ello no significa cambiarlo de manera constante. “Sí se deben revisar de forma periódica para responder a nuevas investigaciones, las necesidades del público y contextos culturales cambiantes. Así se garantiza que el museo se mantenga vigente y significativo para sus visitantes”, dijo.
El guion museológico que se mantuvo hasta 2022, “más que transmitir lecciones explícitas, el guion anterior, organizado de manera cronológica, ofrecía a los visitantes una visión del proceso evolutivo del arte guatemalteco. Permitía reconocer cómo cambiaron los enfoques y propuestas de distintas generaciones de artistas, mostrando una continuidad y al mismo tiempo, las rupturas en sus búsquedas estéticas y conceptuales. Sin embargo, este guion tenía un enfoque especializado, es decir, para un público conocedor del tema que lo hacía poco accesible al visitante ajeno al arte local”, aseguró.
Anzueto esperaría que el nuevo guion museológico proponga un espacio accesible e inclusivo. “Por ejemplo, contar con guías que manejen el lenguaje de señas de Guatemala; cédulas en braille; cédulas en español además de información disponible en idiomas de los pueblos originarios (al menos uno) y en inglés para el público extranjero. Además, serían valiosos horarios más flexibles para favorecer la visita de los guatemaltecos, así como programas educativos dirigidos a escuelas públicas y privadas, con personal especializado en pedagogía del arte e historia del arte de Guatemala. Esimportante que se invite a artistas contemporáneos a presentar exposiciones temporales, de manera que se generen experiencias museísticas diversas que motiven a más guatemaltecas y guatemaltecos a visitar y apropiarse de este museo de arte local”, añadió.
Los datos que sobresalen
De 9 de noviembre de 2022, la administración del Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida” anunció en redes sociales que el recinto estaría cerrado al público por el colapso del sistema hidráulico, pero lo que en realidad sucedió es que ese día comenzaron los trabajos en el techo, una obra millonaria adjudicada a la misma empresa que había cambiado la cubierta del Museo de Arqueología y Etnología.
Se desconoce si la obra se orientó con las conclusiones de un estudio estructural, que costó más de Q80 mil, y que fue contratado con la finalidad de evaluar la estructura de la cubierta y hacer propuestas que fueran aprobadas por la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural. El estudio también incluía evaluar el estado de la baldosa y proponer diferentes tipos de impermeabilizantes. De este estudio solo se conoce el proceso publicado en Guatecompras. ¿Si contrataron un estudio de esta naturaleza no tendría que haber sido guía en la obra contratada después?
También surgen dudas sobre la solicitud de una licencia de Estudio de Impacto Ambiental (EIA) al proyecto, ya que se desconoce si fue emitida por el Ministerio de Ambiente antes de que se comenzara la obra.
Estos trabajos impactaron el valor patrimonial del edificio y fueron denunciados hasta el cansancio por el exadministrador Rudy Cotton. También se cuestionó el traslado de las obras de arte al Museo de Historia Natural sin la protección adecuada. El Ministerio de Cultura, en fechas recientes, dice mantener en buen estado la obra de Carlos Mérida, pero nada dice de la del resto de los artistas.
Los trabajos en la infraestructura del edificio se han prolongado por casi tres años. En junio de 2025, la empresa contratada liquidó el proyecto, lo cual no significó la reapertura del museo. Falta, según la cartera, definir un nuevo discurso y guion museológico. No obstante, se desconoce quiénes son los especialistas que acompañan este proceso y el estado de las piezas de arte que se exhibían hasta 2022.
Cabe la duda, si tal cómo en el Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”, donde existe un guion museológico carente de sentido y fichas con información vaga que no coinciden con lo expuesto, sucederá lo mismo con el Museo de Arqueología y Etnografía. En el Museo de Arqueología y Etnología se intenta desaparecer la historia porque dicen los arqueólogos, “de esa ensalada no se aprende nada”, pero sí se mantiene la atención en el mural de un joven pintor, quien por cercanía al anterior ministro ganó, inmerecido, un espacio en este recinto.
Cuando “a la brevedad posible” se abra otra vez el Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”, se espera un guion museológico que reconoce a los grandes maestros de las artes visuales guatemaltecas, de los últimos 100 años, que sea inclusivo y que acerque al público tanto conocedor, como a aquellos que sin conocer del tema se aventuren a visitar el museo y mientras lo recorren y sienta como cada obra les cuenta una historia. Una para cada uno.






