¡Don Poli que yo conocí!

(12/09/1984-12/09/2025)

 

Kajkoj Máximo Ba Tiul

Conocía a don Poli[1] por una relación familiar, que había iniciado desde principios de 1970.  Sus hermanos Filiberto y Angel, también fueron nuestros amigos.  Filiberto, fue parte de la familia, por estar casado con mi hermana Olivia.  Nos une con Don Poli no solo ser vecinos y amigos, sino también familiar.

Siempre hubo una relación de tipo religiosa, porque nuestros papás don Rigoberto y doña Carmen (de parte mía) y don Vicente y Luisa (de parte de don Poli), participaron en diferentes organizaciones religiosas de la iglesia católica, como la hermandad del Cristo Rey, Guardias del Santísimo, Legión de María, así como algunas cofradías del lugar. Conformaron una red familiar; Chén, Ba, Morán, Tilóm, Ical, a quien se les relacionaba como descendientes de familias del área rural, los “pan awix”, los de la montaña.  Muy diferentes con los Poqomchi de clase alta, como los Mus, los Chocoj, Coy, visiones diferentes de ser “aj Poqom” en el municipio.[2]

Don Poli, sus hermanos Filiberto y Angel, fueron los carpinteros a quienes se le encargó restaurar el altar mayor de la iglesia parroquial en los años de 1960, bajo la administración dominica y después del terremoto de 1976. En el campo social, mis papás y los papás del don Poli, fueron miembros fundadores de la Cooperativa de Ahorro y Crédito “San Cristóbal” R.L.

En el campo político, don Poli y mi papa fueron parte del Consejo Municipal que tomó posesión en el año 1976. Este consejo municipal se constituyó de la siguiente manera: alcalde municipal; Federico Caal Coy, Síndico Gregorio Humberto Flores Coc, Consejales; Máximo Lem Quej, Diego Mus Cal, Policarpo Cal Chén, Selvín Antonio Castellanos Juárez, Victoriano Suc Ical, Rigoberto Ba y Santiago Cal, convirtiéndose en el primer alcalde y primer consejo municipal indígena del municipio.

Don Poli, como le llamaban en el pueblo, era una persona de baja estatura como la mayoría de los hombres y mujeres Poqomchi del municipio.  Era inconfundible, casi siempre vestía con camisa blanca, pantalón gris, sombrero de palma, de los que elaboran en Uspantán y Nebaj. Un hombre sonriente y respetuoso.  Muy dado a la vida en familia, con mucho respeto para con su papá, mamá y hermanos, de quienes se sentía responsable y por eso los visitaba casi todos los lunes por la mañana.

Un hombre amante de la paz, por eso, en algún momento, después de su muerte, dijimos que era como el “Gandhi de Alta Verapaz”.  Nunca, por lo menos desde que lo conocí, le observé algún gesto de enojo.  Según, cuentan quienes lo conocieron mucho antes que yo, por ese carácter fue electo como el primer “gerente de la COOSANCRIS”.

Con sus hijos, sobre todo con Vicente, Antonio y Edgar, nos unió una relación de amistad.  Siempre nos encontrábamos en las fiestas de familia, para cumpleaños o primera comunión, en donde se compartían tamales y café.  Los tamales torteados y batidos, estos últimos no se comían con francés como se hace ahora, se comía con otras tortillas, mejor si eran tostadas al calor del fogón de leña de encino.

Con don Poli, mi relación fue especial. Además de ser nuestro amigo, fue mi primer jefe.  Él me contrató para trabajar en la cooperativa, primero como conserje, un puesto que me ayudó a conocer a muchas familias a quienes había ayudado en todas las comunidades de San Cristóbal Verapaz, Telemán, Cubulco, Belejú, Campur.  Posteriormente me trasladaron para ser bodeguero, porque la tienda de consumo varios, ya había crecido. Llegó a ser la tienda más grande de la región, con camiones Mercedes Benz, pic ups para entregas pequeñas. Era más que una tienda de consumo, era como un centro comercial, en donde se encontraba desde una libra de frijol, hasta una lámina o hierro para construcción.  Luego se tuvo la fabrica de block para venderle a precios bajos a las familias que querían construir sus casas.

En poco tiempo, fui trasladado para ser encargado de crédito, fue donde conocí mucho más las formas de trabajo de don Poli.  Me tocaba ir a visitar a socios a quienes se les había dado algún crédito y que tenían algunos problemas para pagar.  En un principio, pensaba que la cooperativa solo apoyaba a los pobres y a indígenas y me di cuenta que era para todos.  Ahí supe que don Poli lograba encontrar ayuda incluso hasta para sus enemigos, a quienes lo odiaron porque su prioridad eran los más pobres.  Ahí supe de las compras de las fincas Navidad, Pan Korral, Pa’ Na’, Chi’ Sa’ Nim en San Cristóbal Verapaz, la finca Candelaria de Campur, Alta Verapaz.  Estas fincas se compraron con apoyo de Oxfam e HIVOS. Los créditos para vivienda en los bancos BANDESA y BANVI, con esos créditos, muchas familias de San Cristóbal, Santa Cruz, Tactic, Cobán, Telemán, lograron construir sus casas.

Cómo no recordar los momentos que vivíamos después de arduas horas de trabajo en la cooperativa.  Trabajo comprometido, no importaba el horario.  Cuando después del trabajo, junto al Colocho (Humberto), Mojito (Hermógenes), Oswaldo, don Poncho (Alfonso), los Ottos (Otto Macz y Otto Ical), Zoila Olimpia, Dora, Teresa, etc. y muchos más, disfrutábamos de una grandes charlas y momentos de alegrías, fuera de las horas de trabajo.  Los viajes que se hacían como equipo hacia Esquipulas, Rabinal, Uspantán, Tactic, para mantener la relación de buena armonía del equipo, en donde nada salía de la cooperativa, todos aportábamos, aunque ganáramos poco.

Ma’ Pol, como lo llamaban los líderes comunitarios, siempre lo recordamos con su sonrisa y su trabajo responsable. No permitía que alguien de los trabajadores de la cooperativa estuviera de holgazán. Nos decía: “trabajemos porque la gente nos paga para que les apoyemos”. Como todas las personas de esa época, nunca malgastó los recursos de la cooperativa, en cada Asamblea Ordinaria y Extraordinaria, sus informes sobresalían por la honradez y la responsabilidad.  Digo como la gente de esa época, porque así eran, aunque sea un centavo, lo tenían que entregar.

Don Polí, el solidario, el que había optado por sus hermanos pobres.  Sobresalía por su altruismo y su apoyo incondicional a la comunidad.  Recuerdo, cuando solicitó autorización al Consejo de Administración de la Cooperativa, para traer un grupo de convite de algún lugar del occidente, no recuerdo si era de Joyabaj o de Uspantán, quienes vinieron a alegrar la feria titular del municipio.  Fue en ese momento, que se puso una manta en la entrada del pueblo, invitando a participar en las actividades de la “Fiesta Titular” en el mes de julio.

En el campo organizativo, lo recuerdo en las reuniones de catequistas en la iglesia parroquial, en donde explicaba desde la biblia la realidad del país.  Es importante recordar de él, que aunque fue simpatizante de las luchas sociales de la época, nunca fue militante.  Su militancia fue en el campo cooperativo, en donde se sentía cómodo, además referente de un cooperativismo más comprometido.

También recuerdo las reuniones con funcionarios de INACOP, FENACOAC, FEDECOCAGUA, en donde se discutía sobre cooperativismo. Fue importante para mí, porque ahí comencé a formarme como promotor de cooperativas. Muchas veces nos tocaba dar pláticas sobre cooperativismo a nuevos socios, sobre todo los domingos, que era el día donde más personas llegaban de las comunidades para asociarse. Así fue como conocí la cuasi parroquia de Telemán, en donde se tenía la sede de la cooperativa y ahí impartíamos charlas sobre el cooperativismo a personas y familias Q’eqchi’ de la región del Polochic y donde conocimos a mayas Q’eqchi’ que fueron asesinadas en la masacre de Panzós y en otros hechos sangrientos de la guerra en el país.

En encuentro con el Comité de Unidad Campesina -CUC- y otras organizaciones sociales fue interesante. Cuentan que en una reunión de don Poli con Vicente Menchú y alguien más, a finales de 1979 en la parroquia de San Cristóbal Verapaz, después de hablar sobre la situación del país, don Poli, les preguntan: “¿bueno y ustedes entonces que tipo de organización están proponiendo?”.  Y entonces, le comienzan a contar sobre el nacimiento del CUC y él les responde: “lo que nos cuentan no es nada nuevo, nosotros llevamos años de estar organizados, lo que queremos saber es cómo podemos complementarnos con Ustedes, sin necesidad de ser miembros”.

Don Poli, así como tenía reuniones con la cooperación internacional de ese momento, también se reunía con funcionarios de gobierno. Aceptaba reuniones con personas de diferentes ideologías.  Recibía en su oficina hasta a quienes después se convertirían en sus verdugos.  “Cuentan que cuando lo secuestraron y su posterior asesinato, uno de los que participó en el hecho, dijo antes de suicidarse: ¡hoy he matado a uno de mis mejores amigos!” y diciendo esto se dio un disparo.

Con don Poli, todos acudían a platicar.  Conocía muchas cosas.  Sabía cómo sucedieron los hechos de la “Masacre de Panzós”, porque en Telemán existía una sucursal de la cooperativa.  Sabía sobre la situación de las comunidades mayas Poqomchi, Q’eqchi y Achi y decía que cada vez la situación se estaba “poniendo difícil”.  Por eso, Fernando Bermúdez[3], un ex sacerdote que estuvo en la parroquia del municipio, dice: “cuando llegué a la parroquia, don Poli me contó lo que había sucedido en Panzós”.  Don Poli, era referente para todo.

En esos tiempos, un grupo de jóvenes indígenas del municipio (hombres y mujeres), lograron obtener una beca para estudiar como maestros en la Escuela Normal Rural de San Lucía Utatlán, Sololá.  Muchos de estos jóvenes adquirieron conciencia de la situación del racismo y la discriminación que eran objeto los pueblos indígenas. Tuvieron contactos con jóvenes de otros departamentos y municipios del país.

Estos jóvenes, cuando regresaban de vacaciones, siempre llegaban a saludar a don Poli y a Vitalino, que eran considerados como los grandes pensadores de esa época.  Ahí es cuando se organiza el encuentro de lideres, lideresas, pensadores y pensadoras indígenas en San Cristóbal Verapaz. Fue un evento de mucha transcendencia, en donde se analizó sobre lo que pasaba en el festival folclórico de Cobán, y se toma la decisión de cambiar de “india bonita” a “Rixk’un Kaq’ Koj”.[4] Participaron activamente estos jóvenes y otros del municipio, lo que les valió el estigma de ser guerrilleros y por eso algunos fueron desaparecidos, antes que don Poli, como Salvador Morán Ical, Carlos Antonio Catalán Choc y Vitalino Calel -estos dos últimos aún no encontrados, siguen desaparecidos.

De hecho, el conflicto armado nos comenzó a tocar desde finales de 1960.[5] Por un lado, el reclutamiento militar forzoso contra jóvenes en su mayoría indígenas, y por el otro lado la presencia del movimiento guerrillero, sobre todo en la parte sur y centro del municipio. La participación de algunos indígenas Poqomchi y Q’eqchi’ en el movimiento de Turcios Lima y Yon Sosa en la Sierra de las Minas fue importante. La construcción de la hidroeléctrica de Chixoy entre 1976 y 1983 es otro dato importante: por primera vez llegan al municipio personas de otros lugares del país, sobre todo del oriente, para trabajar en las empresas encargadas de la construcción como la empresa alemana Hochtief y la italiana Cogefar.  La primera instala su campamento en el lugar denominado “Venecia” y la segunda en “Santa Cruz Verapaz”.

Este momento es importante, porque comienza la represión contra las comunidades Achi’ y Poqomchi de la cuenca del Rio Chixoy y la llegada de guardias de seguridad de las empresas, miembros de la G2 y Policía Militar Ambulante, que instauraron un clima de miedo y terror en el municipio y municipios aledaños. No olvidamos la construcción de la fabrica de municiones en la zona militar No. 21, que reclutó a quienes ellos llamaron “especialistas” para trabajar en la fábrica, que había sido inaugurada en 1968 con capital israelí.  La mayoría de estos especialistas eran jóvenes graduados de bachillerato o magisterio en el Instituto Emilio Rosales Ponce y otros establecimientos del lugar.

El dato es importante, porque muchos de estos jóvenes eran amigos de hijos e hijas de lideres sociales y comunitarios o de los mismos líderes. Entonces trabajaban en el ejercito y en sus ratos libres se encontraban con sus amigos y se enteraban de lo que hacían los papás, hijos e hijas de sus amigos y pasaban la información a sus jefes superiores y se enteraban de las actividades sociales. Así, fue como en el caso de don Poli y otros desparecidos: la información circulaba de primera mano para el ejército, además del papel que jugaron los orejas y comisionados en el municipio, quienes se colocaban en las esquinas de las calles, parques o corredor municipal, para observar los movimientos de las personas que consideraban enemigas de la democracia de acuerdo a la jerga de los militares de esa época y ahora.

Si don Poli aprovechó la invitación de los sacerdotes dominicos de finales de 1960, para crear la famosa COOSANCRIS. Él y el grupo de señores (porque los primeros socios y fundadores fueron hombres) decían que había que buscar formas para que los jóvenes tengan posibilidades económicas para vivir.  Su proyecto político de vida era buscar siempre caminos para sacar de la pobreza a la gente.  Aprovechó el momento de la Alianza para el Progreso, proyecto del gobierno de Estados Unidos y la Populorum Progressio de la Iglesia Católica para impulsar un proyecto que marcó la vida de familias Poqomchi y Q’eqchi y que agonizó y murió después de su muerte.

La propuesta política, social, religiosa de don Poli la podemos llamar como “la construcción de un nuevo humanismo Poqomchi y Q’eqchi”. Su preocupación fue construir relaciones más humanas y dignas para las familias de Alta Verapaz y elevarles el nivel económico desde una perspectiva comunitaria, para que nadie más pudiera pasar más pobreza, ni vender su trabajo en las plantaciones de café y caña de azúcar.

Aprovechó la presencia de muchas instituciones, como el CUNOR, con quien llegó a acuerdos para motivar a jóvenes que estudiaban diferentes carreras para hacer estudios en comunidades indígenas. La elaboración del primer Estudio Ecologico de la Laguna Chichoj, por el ingeniero Jose Hodolfo Albizurez Palma en 1978.[6]  Para la elaboración de estudios sobre el Mejoramiento del Maiz, por Otto Ical y Otto Macz, permitió la instalación de una oficina de DIGESA, con agrónomos de la USAC quienes visitaban las comunidades constantemente. En el campo de la salud, apoyó la creación de la subestación de los bomberos voluntarios y la creación de programas de salud en el área rural. Son ejemplos de cómo la visión de don Poli era mucho más para el futuro.

Nunca quiso un arma.  Recuerdo que, una vez, cuando ya se sabía que peligraba su vida, en reunión de junta directiva de la cooperativa y algunos amigos, le propusieron que se le contratara un guardaespaldas o que portara un arma y no acepto y respondió como lo hacen las personas que solo le deben la vida al pueblo: “Yo no he hecho nada malo y nunca lo voy a hacer, si me matan que me maten”. Es una frase que manifiesta lo profundo de su compromiso.

Llegó el momento, fue el 12 de septiembre de 1984, los chacales o los cazadores esperaban a su presa, sabían por donde caminaba, lo agarraron sin importarles que se llevaban un “hombre bueno, humilde, honesto, responsable”, de esos que ahora nos hacen falta. Se lo llevaron pensando que así acabarían con su obra, su pensamiento, su legado. Pensaron que así se terminaban con un líder de los “guerrilleros”, cuando nunca lo fue y nunca quiso ser. Se lo llevaron como se llevan a los “corderos al matadero”. Lo subieron al carro, no les importó la luz del día, ni el sol, ni la lluvia, ni el frío. Su objetivo era matar, asesinar a quien, por muchos años, solo había pensado en su pueblo. Se lo llevaron, lo desaparecieron, lo torturaron, lo mataron.

La gente corrió la noticia. Recuerdo que estábamos desayunando, cuando llegó la información. No se olviden que vivíamos en medio de un clima de medio. Las masacres de Las Pacayas, Najtilabaj, Santa María, El Naranjo, Chiyuc, entre muchas más, habían ocurrido. Los desplazamientos internos de indígenas Poqomchi y Q’eqchi’ a los centros urbanos.  Las desapariciones forzadas en contra de lideres, lideresas comunitarias y de grupos sociales y juveniles. La presencia de vehículos militares y paramilitares en el municipio.   Había mucho miedo, mucho miedo.

El cura y el obispo comenzaron a buscarlo por todos lados, así como dirigentes y trabajadores de la cooperativa. Por todos lados se escuchaba a la gente susurrar, porque no podrían gritar.  Lo que se afirmaba era que los secuestradores iban dentro de un vehículo, cuando lo vieron venir por la calle donde siempre acostumbraba pasar los días lunes por la mañana, para ir a ver a sus papas.  De pronto, los tripulantes del vehículo salieron y, con lujo de fuerzas, lo subieron y se lo llevaron.  A pocas horas, algunos se dieron cuenta que el vehículo pasó un momento en la aldea modelo Akamal, en donde se lo presentaron a unas gentes para que lo reconocieran y luego se lo llevaron rumbo a la zona militar No. 21.

Poco tiempo después, el obispo Monseñor Flores nos contó que vio un vehículo con las mismas características que daba la gente en el parqueo de la zona militar, cerca de la oficina de la G2. Aún así el comandante de la zona militar, que posiblemente era Otto Erick Ponce Morales[7], lo siguió negando. La presión de muchas instituciones, familias y amigos de don Polí posiblemente puso en aprieto a sus captores y torturadores, porque amaneciendo del siguiente día, se comunica que a orillas de la carretera que conduce de Alta Verapaz a El Rancho, estaba un cuerpo con su sombrero puesto y vestido con la ropa que llevaba don Poli en el momento de su captura. Se dio aviso a los cuerpos de socorro y alguien dio la noticia de que sí, efectivamente era don Poli.

El día 13 de septiembre fue su entierro, un entierro que logró fisurar al miedo. Sí, fisurar, porque algunos habíamos pensado hacer rótulos, gritar consignas, pero no se pudo hacer.  El miedo fue más fuerte que todo lo demás. Lo cierto, es que fue un entierro digno de un “hijo del pueblo, que había dado la vida por el pueblo”. El pueblo, ancianos, ancianas, jóvenes, señoritas, niños, niñas. Gente de todas las edades, de todas las clases sociales, se volcó y llenó las calles del pueblo, desde su casa a la iglesia parroquial, de la iglesia parroquial hasta el cementerio, posiblemente más de 10 kilómetros de personas fuimos su entierro.

Todos en silencio, algunos llorando, tratando de consolar a los familiares.  Bajo el control y asedio de algunos de sus asesinos, orejas que estaban infiltrados en medio del cortejo. La gente callada, algunos con la mirada hacia abajo, otras desconsoladas, pero firmes, porque iban a enterrar a su profeta, a su líder, a su gerente, a su catequista, a su carpintero, a su ideólogo, y a esperar que iba a pasar después.

Y de cierta manera tuvo efecto lo que pretendían sus asesinos, que terminara lo que había sembrado, que se acabaran sus ideas. Pero no terminó porque el pueblo haya querido, poque el pueblo se haya hundido en la depresión, sino porque el pueblo con el miedo, permitió que grupos de ladrones, rateros y criminales, comenzaran a destruir lo que había construido don Poli y su grupo, una institución que estaba dando esperanza a los pobres.  Un grupo de gente oportunistas comenzó de vender, a robarse, a vilipendiar, a despreciar, a destruir, lo que, durante muchos años, don Poli con sus ideas y con el apoyo de socios y amigos, habían creado, la COOSANCRIS.

Con razón uno de sus asesinos dijo: “¡hoy he matado a uno de mis mejores amigos! ¡He matado a uno de los mejores hombres de este pueblo!”, se dio un tiro y murió.

[1] Policarpo Cal Chen, caso, 9381, año 1984, Informe de la CEH, Guatemala, Memoria del Silencio, Tomo VIII Casos Presentados, Anexo II. Guatemala, 1999.

[2] http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/14/14_0333.pdf, visto última vez el 11 de septiembre de 2025.

[3] https://www.centroreflexionesnimpoqom.com/post/revista-el-odio-pudo-m%C3%A1s-que-el-desarrollo, visto última vez el 10 de septiembre de 2025.

[4] https://prensacomunitaria.org/2025/07/todo-comenzo-asi/, visto última vez el 10 de septiembre de 2025.

[5] http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/14/14_0333.pdf, visto última vez el 11 de septiembre de 2025.

[6] http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/01/01_0275.pdf, visto ultima vez el 11 de septiembre de 2029

[7] https://www.facebook.com/photo.php?fbid=183497623043190&id=115111303215156&set=a.182706323122320, visto última vez el 11 de septiembre de 2021.