La malanga, un cultivo que ha resistido junto al pueblo Ixil

 

La malanga, un tubérculo parecido a la yuca, tuvo un papel importante para la sobrevivencia del pueblo Ixil durante el conflicto armado. En los años 80, cuando el ejército arrasaba con la población y destruía los cultivos de las comunidades, se encontró frente a una planta que fue incapaz de destruir.  La malanga crecía muy rápido y los esfuerzos de los militares por destruirla se desvanecían a los pocos días. 

Por Juan Bautista Xol

“Nos pedían que destruyéramos la malanga”, dijo un militar llamado a declarar en una audiencia del 6 de noviembre de 2024, durante el debate oral y público en el juicio por genocidio contra Benedicto Lucas García, un proceso que se había iniciado el 5 de abril.

“Pero más tardábamos en cortar la malanga, un producto que solo necesita agua para sobrevivir, ese producto lo destruíamos y al rato ya iba para arriba otra vez. Los cortábamos y rápido venían sus retoños, era imposible cumplirlo”, relató el militar como parte de las órdenes que salían del Estado Mayor del Ejército y cuyo objetivo era destruir todas las cosechas o cualquier forma de sobrevivencia del pueblo Ixil.

En 2024, en las audiencias contra el general Benedicto Lucas García, exjefe del Estado Mayor del Ejército, acusado de genocidio, desaparición forzada y delitos contra los deberes de la humanidad, hombres y mujeres atestiguaron y relataron cómo el ejército destruía sus cultivos para que murieran de hambre.

Como parte de su política de Estado durante el conflicto armado interno, el ejército guatemalteco arrasó aldeas enteras en los años 1981, 1982 y 1983 en distintas regiones del país. El pueblo Ixil, en el departamento de Quiché, no fue la excepción y hasta la fecha, es el único que ha llevado tres casos de genocidio ante los tribunales del país.

La malanga, una forma de resistir

Durante el genocidio Ixil (1981-1983) que se cometió en los municipios de Nebaj, Cotzal y Chajul, la malanga fue una protagonista silenciosa que contribuyó a la supervivencia de la población cuando huyó a las montañas.

Dos sobrevivientes relataron a Prensa Comunitaria cómo esta raíz, de nombre científico colocasia esculenta, se convirtió en una alternativa para alimentarse, debido a que el ejército destruía todos sus cultivos.

Uno de las tareas prioritarias de los militares era destruir el maíz. La población Ixil pasaba días sin comer luego que los militares cortaban las milpas o le prendían fuego a todo lo que encontraban a su paso.

Ceremonia afuera de Tribunales durante las audiencias por el juicio contra el pueblo Ixil. Foto Prensa Comunitaria

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“Talvez ellos lo que querían era que muriéramos de hambre, pero gracias a Dios sobrevivimos, hasta los ocho o diez días comimos”, recordó el testigo Silverio Hernández, de Chajul en una de las audiencias.

El ejército también llevaba la orden de destruir todos los cultivos que podrían ayudar a la sobrevivencia del pueblo Ixil, entre ellos la malanga, un tubérculo similar a la yuca que tiene varias propiedades nutritivas, entre ellas vitamina C, B y E, y que crece en regiones tropicales y subtropicales.

Según el Ministerio de Agricultura, esta planta es conocida por su resistencia y su capacidad de crecer en terrenos marginales y se ha considerado como una fuente de sustento para los pequeños agricultores. Este cultivo se concentra principalmente en regiones como Izabal, Alta Verapaz y la costa Sur. Los suelos húmedos favorecen su desarrollo.

La raíz se puede encontrar en varios países de Latinoamérica conocida con nombres como papa china, taro, macal, ocumo chino o bituca. Tiene un sabor ligeramente dulce y una textura parecida a la papa. Su pile es rugosa y café, mientras que su carne puede llegar a tener tonos grises y levemente morados.

Un alimento de sobrevivencia

Florencia Sanic, una sobreviviente del conflicto armado en el municipio de Chajul, narra que sobrevivió alimentándose de malangas producidas entre las milpas.

Cuenta que el ejército destruía los cultivos, las milpas e incluso quemaban el maíz para que nadie pudiera alimentarse. La única opción que les quedaba a las familias era alimentarse de la malanga que ayudaba a apaciguar el hambre en la población.

Sanic considera que la intención al destruir las milpas y otros cultivos era exterminar a los pobladores de Cotzal, Chajul y Nebaj, ya que eran los lugares donde el ejército consideraba que existía la guerrilla y que su población era la base social de la insurgencia.

“El ejército destruía las milpas que teníamos sembradas, lo que ellos querían era que todos nos muriéramos de hambre, pero se organizó un comité de producción que se encargó de buscar un alimento de sobrevivencia y es así como se empezó a cultivar la malanga”, recordó la sobreviviente.

La malanga es un alimento muy resistente según el MAGA. Foto Rolanda García

Según Sanic, el comité de producción que organizaron por la necesidad y emergencia que se vivía, sirvió para orientar a las personas sobre qué productos orgánicos se podían sembrar en aquel tiempo, en los tres municipios.

Recordó que cada familia sembraba una cuerda de malangas, aunque tuvieron que esperar la primera cosecha durante seis meses. Aseguró que después ya no siguieron aguantando hambre, aunque tenían que esconder el alimento para que el ejército no se percatara, mientras que las milpas seguían siendo destruidas.

Bajo esas condiciones, las familias preparaban la malanga cociéndola con agua tibia y sal, aunque otras personas la cocinaban con miel de caña, pero forma de preparación, dijo, era considerada como una refacción que se disfrutaba en el momento, porque al día siguiente ya no se podía consumir.

“Cuando se terminó el maíz, optamos por alimentarnos con la malanga, todos teníamos miedo que el ejército se diera cuenta de qué nos estábamos alimentando, solo la cocíamos y la escondíamos, la malanga aguanta muchos días sin dañarse”, indicó.

Ordenaban la destrucción de la malanga

Juan Velasco, miembro de la Asociación de Justicia y Reconciliación (AJR), una organización querellante en el juicio por genocidio, dijo que luego de varios meses el ejército controló a las familias y se percató del cultivo con el que se estaban alimentando y de inmediato ordenaron que lo destruyeran.

“Los soldados al darse cuenta fueron y cortaron todas las hojas de las malangas, todas las personas se preocuparon porque se habían quedado nuevamente sin comida, pero después de una semana las hojas volvieron a aparecer”, señala.

Según Velasco las familias al darse cuenta de que la malanga no se podía destruir optaron por cultivar más en las áreas templadas y fue así como se expandió el producto en la región Ixil, pese a que el ejército detuvo a varias personas y les quitaba los costales donde llevaban las malangas para evitar que la siguieran cultivando.

La malanga es un alimento que se consume en varios territorios de Guatemala. Foto Rolanda García

“Nosotros consideramos la malanga como un alimento de sobrevivencia en tiempos de escasez de maíz, es bastante natural y vitamínica”, dijo.

Actualmente, la malanga sigue siendo un producto consumido en varios territorios de Guatemala, aunque en el área Ixil son pocas las personas que aún lo producen, refirió Sanic.

Un juicio anulado

En 2024, en el Tribunal de Mayor Riesgo “A” dio inicio un viernes 5 de abril al juicio contra le general Benedicto Lucas García. Sin embargo, después de 99 audiencias, la Sala Primera de Mayor Riesgo anuló el juicio y designó a otro tribunal para conocer el caso.

La fiscalía y los querellantes de las familias de las víctimas denunciaron que fue parte de una estrategia para proteger al militar y garantizar impunidad en un caso que ha llevado años y estaba por conocerse una sentencia.

Pese a que se apeló la decisión de la Sala, el 24 de junio, la Corte de Constitucionalidad avaló por mayoría el cambio de tribunal ordenado por la Sala de Mayor Riesgo. La decisión anula el proceso de un juicio que llevaba meses y aleja la justicia a una población que por años ha intentado buscarla.