La danza del Palo Volador vuelve a San Pedro La Laguna después de 80 años

“Cuentan los abuelos que esta práctica se realizaba en el atrio de la iglesia, en San Pedro La Laguna, Sololá. Se dice que la última vez que se llevó a cabo fue entre 1941 y 1942”, así lo menciona María Esther Chavajay, guía espiritual, quien abrió camino a los danzantes del Palo Volador durante la feria patronal del municipio. 

Por Alex PV

Al fondo se observa el volcán San Pedro y del otro lado el lago de Atitlán, mientras jaguares y monos suben 25 metros de altura para luego descender del Palo Volador, la escena se repite todo el 6 de julio. Esta fecha es nombrada como la “Octava”, una celebración que se extiende por ocho días, incluyendo el día principal de la feria patronal, que se celebra el 28 y 29 de junio y continúa durante los siete días siguientes. 

En estas fechas se presentó la danza ancestral del Palo Volador. “Es un legado que dejaron nuestros ancestros, por eso queremos rescatar esta práctica”, cuenta Félix González, presidente del Comité Profiesta del municipio.  

María Esther Chavajay, guía espiritual, dirige la ceremonia antes de iniciar con la danza. Foto de Alex PV

Antes de iniciar la danza se pide permiso alrededor del tronco. Foto de Alex PVGonzález dice que de enero hasta junio se organizaron los preparativos: hablaron con los danzantes, provenientes de Chichicastenango, se identificó el árbol y se trasladó hasta el cantón Chuasanahí, en San Pedro la Laguna, con dirección al embarcadero hacia Santiago Atitlán.

“Los danzantes vienen de Chichicastenango. Como comité nos preocupamos por el traslado del palo, pero el día del traslado, el 31 de mayo, la comunidad nos acompañó, en su mayoría jóvenes. Hay apoyo, solo es tomar la iniciativa”, relata González. 

Integrantes del Comité Profiesta quienes se propusieron rescatar esta danza en San Pedro La Laguna. Foto de Alex PV

Uno de los danzantes que personifica a un mono, pende en el aire. Foto de Alex PVAntes de cortar el árbol que servirá para realizar el Palo Volador se realizó una ceremonia alrededor del mismo, pidiéndole permiso; al llegar el tronco se hizo otra ceremonia en la cavidad donde fue sembrado. El palo proviene de Tza’m Kaqjaay, un sector de San Pedro La Laguna, a unos 20 minutos en dirección a la Boca Costa. Para su movilización se utilizó una máquina y un camión; al llegar al pueblo se trasladado en hombros por mujeres y hombres de la comunidad, debido a la estrechez entre los edificios.

Seis personas conforman este baile, entre jaguares y monos. Foto de Alex PV
El Palo Volador mide aproximadamente 25 metros de altura y fue traído desde el lugar sagrado Tza’m Kaqjaay. Foto de Alex PV

El Palo Volador es una práctica ancestral que existe desde la época preclásica y se relaciona con los primeros capítulos del libro sagrado Popol Wuj, donde se narra la historia de los hermanos Jun Batz y Jun Ch’owen, quienes fueron castigados y convertidos en monos al intentar asesinar a los gemelos Ixb’alamke y Junajpú.

Esta tradición está presente en tres municipios del país: Cubulco (Baja Verapaz), Chichicastenango y Joyabaj (Quiché). Ahora, con San Pedro La Laguna (Sololá), se suma un cuarto municipio donde se realiza esta vivencia comunitaria durante los días festivos de la feria patronal.

Los orígenes del Palo Volador se remontan al Popol Wuj. Foto de Alex PV

Con San Pedro La Laguna, cuatro municipios del país realizan esta tradición. Foto de Alex PV“La reacción de la comunidad ha sido de satisfacción, al ver una práctica que antes solo nos contaban los abuelos,” relató la guía espiritual María Esther Chavajay, quien pidió permiso al Creador y Formador antes de iniciar el Día de los Danzantes el día 6 de julio.

Los danzantes inician cada jornada pidiendo permiso alrededor del tronco, en dirección a los cuatro puntos cósmicos. El grupo está formado por seis personas: cinco danzantes, entre jaguares y monos y un músico, quien percute las teclas de la tradicional marimba de tecomates durante el descenso desde la cima del palo hasta el suelo.

Esta práctica llamó la atención de propios y visitantes durante los días en que se realizó, sumándose como una actividad más de la feria del pueblo. González expresó el compromiso del Comité Profiesta de continuar fomentando la tradición en los siguientes años, durante las festividades en honor a San Pedro, en este municipio del territorio Tz’utujil.