Sur global versus decadencia de Occidente *

Por Miguel Ángel Sandoval

Hay mucho que se desconoce de los BRICS, pues de manera general casi todo lo que no tiene la bendición de las cadenas globales de información o mejor, desinformación, no cuenta. No es casual que uno de los temas en la cumbre de Río de Janeiro en la primera semana de julio, fue precisamente el de crear una plataforma noticiosa con radio, prensa, TV y redes para informar la verdad de los hechos antes que las opiniones con ideas preconcebidas.

Aunque de manera más reciente, con todas las dificultades, se abren paso hechos del tamaño de una catedral. Se dice que los BRICS son el 40% del PIB mundial, más de la mitad de la población y algo semejante en territorio. Ante lo cual el G-7 palidece. Y a continuación, se impone a fuerza de titulares y de expertos aceitados, la idea de que, si Trump dice o hace, los BRICS estarían llegando a su fin o que no tendrían fácil el camino y finalmente occidente no los debe dejar, etc.

En otras palabras y de acuerdo a los expertos desinformados: los BRICS solo podrían despegar con permiso de los gringos o de Trump. Hay que joderse.

Los BRICS tienen historia

Un poco de historia geopolítica. La conferencia de Bandung, en el año de 1955, fue la expresión de la emergencia del tercer mundo, ubicado entre el primer mundo capitalista y el segundo mundo socialista. Luego fue el turno de los países no alineados, al que siguió, ahora, el sur global. Son países que venían de procesos de independencia del colonialismo y quizás por ello su pujanza. Esto es hoy, parte o mucho, de algo que se reivindica en los BRICS. En otras palabras, los BRICS tienen antecedentes y muchas historias.

En un podcast reciente, denominado Pepe-café, se hacía esta afirmación al destacar que en los últimos años se habían convertido en una especie de locomotora económica y comercial del mundo. Y se venía produciendo un proceso de crecimiento de los países BRICS, que, junto a la incorporación de nuevos países a los cinco iniciales, entrabamos en una época en donde había una apuesta entre el “Sur global en desarrollo versus la decadencia del occidente” *. Estos son los signos de la época o si prefieren, las coordenadas geopolíticas del cambio de mundo que estamos observando. El sur global no es algo imaginario, es expresión de una continuidad que incluye todos los hechos políticos y culturales desde entonces.

Aquí hay una reflexión sobre los aportes históricos del sur global al desarrollo europeo o norteamericano. Son la pólvora de China o el alfabeto de los fenicios, las matemáticas árabes o el budismo hindú, es asimismo el imperio persa. Es algo que se oculta pero que ahora con los BRICS se retoma como la mejor manera de dotar a este agrupamiento de países y culturas, de raíces que van mucho más allá de los temas del comercio internacional. No es más el choque de civilizaciones sino el encuentro del sur global que con sus diferencias y características culturales, crea puentes, aproximaciones, agendas comunes, historias compartidas. Es el nuevo mundo que viene desde el sur. Europa y los EEUU se encuentran prisioneros de un modelo agota y por ello su decadencia.

En la cumbre de Brasil, el líder malayo, Anwar Ibrahim puso sobre la mesa que el esfuerzo que había nacido en Bandung en el siglo pasado, si bien no había tenido un éxito relevante, es hoy una referencia necesaria. Son los antecedentes de lo que ahora se hace desde los BRICS.

Y al ver lo que hoy es Malasia, se puede tener una idea más clara se estás afirmaciones. Fundada como república independiente apenas en 1963, con una población de malayos, chinos e hindúes, es un país de 330 mil kilómetros cuadrados, y unos 30 millones de personas. Tiene trenes modernos metros como cualquier ciudad capitalista desarrollada, posee las torres gemelas más altas del mundo, biodiversidad sin par, y muchos otros indicadores que harían palidecer de envidia a muchos. Es una ruta parecida de muchos países asiáticos, que, con puntos de partida semejantes al nuestro, son ahora potencias económicas o incluso nucleares como Corea del Norte o del Sur. O países como Vietnam, que destruido por Estados unidos durante la guerra que finalizo apenas en 1975, es ahora un país que se considera parte de los tigres asiáticos.

Hubo liderazgo de personajes que provenían de países recién descolonizados a pesar de ser países de larga historia. Son los esfuerzos de Sukarno, Nehru, Nasser, Krumah, entre otros, pero adolecían en esos años de lo que hoy está en la base de nuestros esfuerzos, apuntaba Ibrahim. Hoy tenemos desarrollo económico, tecnología, organización social en diversos actores como gobiernos, empresarios, sociedad civil y mucho más. Así lo decía Ibrahim en Río.

Por ello, ahora los ideales de la conferencia de Bandung están en proceso de cumplirse y los sueños de ese entonces tienen hoy en los BRICS su mejor expresión. La agenda de los 10 puntos de aquella lejana conferencia fue después la de los Países no Alineados, que tuvo en Cuba a su referente latinoamericano y en los años 70 y 80, la presidencia de ese movimiento con Fidel Castro como líder indiscutido. Aquellos esfuerzos hoy fructifican. El mundo en cambio nos dice que un primer ensayo fue Bandung, el siguiente fue el movimiento de los países no alineados -NOAL- hoy la estafeta la recogen los BRICS; el hilo histórico se mantiene.

Esta razón, entre otras muchas, explican que Cuba ahora sea parte integrante de los BRICS. También es una de las maneras de reconocer su rol en la lucha por la soberanía en este hemisferio. Sin Cuba, el orden y mando de los norteamericanos hubiese sido la palabra de orden en nuestros países. Es momento de reconocer a nivel continental el rol inmenso de este pequeño país en la soberanía de muchos países.

*Concepto de Pepe Estrada, analista geopolítico, en un podcast reciente.