PALESTINA, PRESIDENTE. ¡PALESTINA!

Por Pablo Sigüenza Ramírez

Presidente Arévalo, no se puede ser humanista y dejar que la población palestina siga siendo aniquilada. ¿O es que el humanista era nada más el otro Arévalo, el de hace ochenta años? Desde que se produjeron los primeros indicios de genocidio contra Gaza, el Estado de Guatemala, por medio de su representación presidencial debió haber exigido el cese del ataque a la población. Diversas voces en Guatemala y en el mundo entero han pedido a los respectivos gobiernos que exijan el alto a la masacre contra la población de Palestina. Algunos gobernantes ya están accionando. Súmese, por favor.

El 10 de mayo de 2013, en el edificio de la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal A de Mayor Riesgo declaró que hubo genocidio en Guatemala y condenó a prisión al jefe de Estado y dictador durante 1982 y 1983. En septiembre de 2018, el Tribunal B sentenció que se cometió genocidio contra la población maya Ixil.

Presidente, la historia del país demuestra lo terrible e inhumano que puede ser un ejército y un Estado en contra de su propia población; el caso del gobierno nazi en Alemania contra el pueblo judío y otros pueblos demostró el grado de daño que un gobierno desquiciado puede ocasionar a la humanidad. No podemos voltear el rostro a la historia y al genocidio, Presidente.

El 10 de mayo de 2024, el Estado de Guatemala votó a favor de la integración de Palestina a la Organización de las Naciones Unidas como miembro de pleno derecho. Esta acción diplomática fue un paso acertado, pero ahora mismo, es insuficiente. Sesenta mil muertos en casi dos años de ataque indiscriminado contra Gaza. No se permite el ingreso de la ayuda humanitaria. Las niñas y los niños mueren por falta de comida. Imagine, Presidente, un niño agónico muriendo de hambre, dos niños agónicos, tres, cien, mil.

El Estado de Israel ha impuesto condiciones que están causando la destrucción de todo el pueblo palestino. En Palestina se está produciendo un genocidio. Presidente, algo hay que hacer; en palabras suyas, hay que ser más proactivo. Actúe. No se quede de brazos cruzados y lengua mordida, por favor.

“Después de tanta muerte / después de tanta sangre / después de tanta herida / tristeza, el mundo está marchito”.