Por Miguel Ángel Sandoval
Este es un auténtico drama nacional que da como resultado que la política se haya convertido en una mala palabra, sin ninguna credibilidad, salvo para quienes hacen política. Y la verdad es que hay muchas razones para ello. Solo la orfandad ideológica permite o da paso al ejercicio político con denominador común de vulgaridad. Es una de las razones para que, con la mano en la cintura, los diputados con estas prácticas se hayan aumentado el sueldo más de 389% y que encima, no asistan a su trabajo y no generen discusiones nacionales, proyectos importantes, y que sean señalados con el dedo acusador de la ciudadanía, sin exclusiones, como corruptos.
Hoy día hay unos 30 partidos inscritos y unos cuantos proyectos de partido político que, en su totalidad, son remedos de partido o mejor, franquicias electoreras. Esto hace que las personas consideren que las organizaciones políticas no son un intermediario con la institucionalidad pública ni tampoco existen para superar los problemas los problemas de nación. “Esto ha hecho que el empoderamiento de organizaciones de sociedad civil sea mayor. José Pablo del Águila 7 de febrero de 2023. PL
De tal suerte que para 2027, en el próximo evento electoral, habría 50 partidos buscando participar. Karla Gutiérrez 4/7/2025 PL. Y que quede bien claro, sin ideología, plataforma política, plan de gobierno, instituto de formación de cuadros o de ciudadanos, etc. Es tan grave que, de todos los partidos, los más veteranos, el PAN y la URNG, de hecho desaparecieron en el último evento electoral. El PAN por no alcanzar una sola diputación, mientras que URNG alcanzó solo una en coalición y un diputado en el Parlacen. Esto es la expresión de la crisis de los partidos políticos.
En el caso de los citados, los partidos tienen en común ser los que firmaron la paz, uno como partido de gobierno PAN y otro como expresión de la insurgencia de la época. Pero expresan, asimismo, el fin de una época. Ni uno solo de ellos puede ser visto como una expresión de futuro. Antes bien, son los partidos de una época superada por la historia y en la actualidad, por la crisis del sistema de partidos en general.
En el extremo de partidos nuevos con montón de ilustres desconocidos se encuentra Semilla, que, con un resultado electoral importante en 2023, es el partido del actual presidente. Ya se dividió con otro denominado Raíces y la bancada de 23 diputados optó a mitades por un proyecto de partido y por otro. Es la debacle de lo que se consideró de inicio un proyecto que podría haber sido el aglutinante del descontento nacional y de la marginalidad de los proyectos progresistas o de izquierda. Son los hechos.
La enorme cantidad de remedos de partido político no es expresión de una democracia robusta, ni mucho menos. Se trata de un proceso de pulverización de los partidos, pues los consensos han devenido imposibles porque el negocio no alcanza para cubrir todas las ambiciones. Es cierto que una democracia permite la participación política de todos, pero cuando existen partidos que son capaces de aglutinar en sus filas la diversidad de pensamiento que existe en una sociedad determinada, y al mismo tiempo, de alcanzar acuerdos en las filas del partido. Es el rol de los congresos, conferencias, elecciones primarias y otros mecanismos. Su más acérrimo enemigo es la pulverización de los partidos y la pérdida de rumbo ideológico y político. Ahí nos encontramos.
Aunque sí es necesario hacer algunas precisiones. La marginalidad política electoral tiene una explicación en la dificultad de obtener resultados electorales que permitan hacer gobierno y por ello se busca el voto útil en los partidos que tengan algo de progresistas o que expresen intereses semejantes en algunos temas, pero que se inscriban en un ámbito político-ideológico menos radical. Por la naturaleza de la sociedad guatemalteca, que puede ser considerada un tanto conservadora en lo político, la URNG, Winaq o el proyecto de Codeca/MLP no alcanzan a sumar los votos que les permitan salir de la marginalidad, pues ello solo podría obtenerse con alianzas amplias. Dicho esto, es importante reconocer que, en términos sociales, Codeca tiene reconocimiento, y la URNG o Winaq cuentan con simpatía que no se vierte en lo electoral por las razones apuntadas.
El resto de partidos son la expresión más clara del cartón de lotería. La mediocridad reina y solo buscando con lupa se puede encontrar a los caballeros de la política, pues la mayoría son unos verdaderos cafres, poseedores de una ignorancia enciclopédica, aún si hay unos cuantos que presumen de títulos académicos -aunque no se sepa si cursaron las carreras o compraron los cartones. A manera de ejemplo, ¿alguien sabe la ideología de los llamados dipukids? O ¿qué programa político defienden Valor o Vamos? ¿cuáles son las diferencias ideológicas y políticas entre Raíces y Semilla? Esto es un tema de alcance estratégico. Se puede ganar una elección, pero no tener la capacidad de impulsar políticas públicas de larga duración. Es otro de los dilemas nacionales.
No hay, en todo este carnaval electorero, un solo partido que tenga solidez ideológica y que en política actúe en consecuencia. Quizás el mejor ejemplo de ello son los nombres de cada uno de los partidos, lo que representan en términos ideológicos y cómo actúan en política nacional. Ejemplos sobran. Familia que ya está extinta, Elefante que es una aberración total, y luego el resto de siglas que al ciudadano común del país no le dice nada. Ni por asomo aparecen un planteo ideológico, una postura política, o indicios de contenidos para el impulso de políticas públicas. Es la aridez absoluta.
Es un despropósito que cualquiera de los proyectos de franquicias electoreras navegue con permisos de un TSE, que tiene como marca de fábrica una incomprensión del carácter de la ley electoral y del trato con los partidos políticos. Dicho de modo fácil, los magistrados del TSE, que deberían velar por el buen funcionamiento de los partidos, se convirtieron en una suerte de jueces que entienden solo las normas legales, sus artículos e incisos, pero menos del debate ideológico y político.
Al TSE no le interesa que los remedos de partido que piden autorización para funcionar, tengan o no ideología, escuela de formación, programa de gobierno que no cambie de elección en elección, etc. Lo único que les interesa es que las asambleas tengan los requisitos legales, o que las listas de afiliados no sean compradas por la corrupción del mismo TSE, o que los reportes de gastos de campaña sean exactos y no escondan transas. La verdad es que es la desolación política ver el funcionamiento del Tribunal Electoral.
Por ello el fracaso de los intentos de reformar la LEPP. Como no tienen ideología y la política chapina es el nuevo arte del negocio en lo oscuro, pues no hay reforma que pueda tener sustento entre la manada de inescrupulosos en que se convirtió el hemiciclo de la Novena Avenida. Hicieron desaparecer la ideología, la coherencia política, las propuestas políticas, la ética y la moral públicas. La altura de miras, así como el compromiso político y todos los valores que otrora animaron este tipo de instituciones, ya desaparecieron. En suma, el hoyo negro es lo más parecido al hemiciclo.
Finalmente, muchas de las reflexiones que se hacen tienen que ver con el Congreso, pues fuera de él, los partidos son inexistentes, sin sedes nacionales o departamentales, menos municipales. Al grado que muchos partidos no llegan a obtener los votos de los afiliados teóricos pues de manera general son afiliados fantasmas o provenientes de listas compradas. Y por ello, estas notas son un llamado a reflexionar, así como para que se aprenda a generar alianzas, acuerdos políticos, visión de país, antes que sea tarde y que la gente enardecida, pida como en Argentina 2001: “Que se vayan todos”.




