Guatemala: Crónica de una estigmatización

Por Otto Rivera

La vida de las Niñas, Niños y Adolescentes (NNA) de todo el país es la historia permanente de múltiples expresiones de violencias, no hay una, ni dos, sino todas.  Pareciera ser que la vida misma se ha volcado en su contra.

Por donde uno desee abordar no existe un solo ámbito de su existencia en que no haya una señal de violencia que marca tanto sus cuerpos, pero sobre todo sus subconscientes. Lo peor de todo es que se les señala de ser las y los responsables de provocar estos hechos de violencias.

El caso de la Niña de la comunidad El Cambote, Huehuetenango, es el ejemplo más reciente, no el único ni el último, lamentablemente.

Nadie sabe con exactitud, hasta el momento, qué motivo este hecho de violencia inaceptable sin duda, pero las “opiniones” expresadas en distintos medios se ensañan en contra de ella: es “una lástima que no se pueda aplicar todo el peso de la ley”, “que debería ser puesta a disposición de las autoridades y ser llevada a prisión”, señalando las “limitaciones” de la Ley de Protección Integral de Niñez y Adolescencia (LEYPINA) para estos casos.

Pero las propias “indagaciones” periodísticas brindan elementos tratados de manera aislada, que solo al hilvanarlas, nos damos cuenta de elementos de contexto que se obvian. Que no asistía regularmente a clases, su vivienda no estaba en las mejores condiciones, que pertenece, como expresaron: “a una familia disfuncional”, ¡¡por favor!!! ¡¿Alguien puede explicar qué es una “familia funcional” en Guatemala?!

¡¡¡¡ Se han atrevido a “revisar sus notas de rendimiento académico”!!! Han llegado a especular que hirió mortalmente a su profesor por temor a “perder el grado”, que por ello se presentó al salón de clases con dos “armas blancas” en mano para atacarlo.

No conformes con la estigmatización que se ha hecho se pide que “el caso se judicialice”.

Las autoridades que intervinieron han procedido al “resguardo de la niña”, refiriéndola al “sistema de protección”, pero…el país NO cuenta con un verdadero Sistema de Protección Integral y Garantía de Derechos para las Niñas, Niños y Adolescentes, ¿entonces?

Sin ánimos de soliviantar aún más el morbo, las falsas especulaciones, cabe preguntarse ¿cuáles han sido las verdaderas causas que motivaron tal expresión de rabia y violencia en una niña de su edad?

Lamentamos profundamente el fallecimiento del profesor Pedro Enrique Herrera, pero no es justo que en general la sociedad se ensañe contra la autora del hecho sin entender todo el contexto. Es oportuno recordar que recientemente el Ministerio de Educación aprobó e impulsa la “Estrategia de protección integral de la Niñez y Juventud”, por medio de la cual se busca la prevención de todo tipo de violencias en el Sistema Educativo Nacional”, implica que “la protección de la niñez, la adolescencia y la juventud requiere un esfuerzo conjunto de las instituciones del Estado”. Resulta evidente que nos hace falta mucho para que dicha estrategia cobre vigencia.

Sin olvidar que Huehuetenango es uno de los departamentos del país con los peores índices de desprotección hacia las y los NNA, como los propios datos oficiales revelan.

La nuestra es una preeminente sociedad punitiva, como la describe magistralmente Michel Foucault, en la cual preferimos excluir, marginar, humillar, encerrar y aislar a quienes no se adapten a las normas impuestas de un Estado que se dedica a “vigilar y castigar”, pero no a proteger, garantizar, promover y defender los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, a quienes no se les promueve su Interés Superior, tal y como lo expresa la propia LEYPINA y la Convención sobre los Derechos del Niño.

Que este nuevo caso nos mueva como sociedad, no para seguir construyendo y solidificando estigmas en contra de las y los NNA, sino para que de una vez y por todas, nos pongamos a trabajar con ellas y ellos en la construcción del verdadero Sistema de Protección Integral que les coloque en el centro de la mayor prioridad del Estado, porque siguen sin serlo.

Por ello requerimos impostergablemente:

#unanuevahumanidad