¡Malaya Venezuela!

Por Carmen Reina

¡Ah, ya quieren esos chairos convertir a Guatemala en Venezuela! Este es un dicho común que se escucha de algunos sectores, cuando se menciona el temor a “los males del socialismo”, o cuando se observan en las calles a decenas de familias venezolanas pidiendo dinero. Pero ¿cuánto sabemos de la realidad venezolana?

Inicio mi primer artículo en Prensa Comunitaria, a partir de una invitación para compartir una columna semanal para ustedes. Recientemente fui invitada a realizar observación electoral en este país y pude conocer un poco de la realidad de la Revolución Bolivariana, lo cual deseo plasmar a continuación.

Las elecciones de mayo 2025

El 25 de mayo del presente año se realizaron elecciones en Venezuela, en la cual la ciudadanía eligió a 24 gobernadores y gobernadoras y a 285 diputados y diputadas. Esto incluyó la elección por primera vez de un gobernador en la zona en disputa territorial y de soberanía de la Guyana Esequiba1.

La forma en que se realizan las elecciones es sumamente moderna y cuenta con más de once mecanismos de control, los cuales además son supervisados por representantes de todos los partidos, por lo cual hace casi imposible que pueda señalarse la existencia de un fraude. Las personas, al llegar a la mesa electoral que les corresponde, se registran con su documento de identificación ante las autoridades electorales; después procede a emitir su voto, a través de una pantalla electrónica que se encuentra resguardada con una urna de cartón, para garantizar la secretividad del voto.

La “maquina”, como le denominan, imprime una boleta, la cual se deposita en una urna y finalmente, quien votó registra sus huellas (dedos índice y pulgar) en un registro biométrico electrónico. Así, la votación se realiza muy fácilmente y se evitan colas. No se observan fiscales de partidos políticos, ya que “la máquina” envía el voto eletrónicamente al finalizar el evento electoral hacia la sede del Consejo Nacional Electoral -CNE-, lo cual se contrasta con las boletas registradas en la urna.

En estas elecciones participaron alrededor de 40 partidos. Quien resultó ganadora fue la coalición de izquierda, denominada el Polo Patriótico, que integra el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quienes alcanzaron 23 de 24 gobernaciones de los estados del país y 254 de las y los diputados de 285 escaños de la Asamblea Nacional. Hubo alrededor del 42% de participación de votantes, pese al boicot planteado por la oposición, quien acusaba previamente de que ocurriría pese a los controles de la ciudadanía, el mismo CNE y de los partidos opositores. Vale mencionar que la oposición participó, aunque obtuvo escasa representación; un 14% de los votos; entre ellas se encuentra Alianza Democrática, la que lidera Timoteo Zambrano (6,25%); Unión y Cambio, que impulsa Henrique Capriles (5,18%), y Fuerza Vecinal.

Las votaciones transcurrieron en paz, sin incidentes o provocaciones de la oposición; o las temidas “guarimbas”, que en tiempos pasados fueron manifestaciones y barricadas de la oposición frente al Régimen de Hugo Chávez y el actual presidente, Nicolás Maduro. El resultado de las elecciones fortalece y legitima el proyecto político de la Revolución Bolivariana, del Chavismo, que se dirige hacia lo que el presidente Maduro ha denominado “La transformación del Estado con el Poder Popular”.

En su discurso en la Plaza Bolívar de Caracas, Maduro indicó “Después de 26 años de revolución y 32 elecciones continuas de bloqueos, sanciones criminales, fascismo y violencia, hoy ha demostrado la revolución bolivariana que está más vigente que nunca. Hoy hemos demostrado el poder del chavismo. Este pueblo ha logrado resistir”.

Mi experiencia como observadora electoral fue el asistir a un proceso moderno, pacífico, ordenado y que contó con relativa participación ciudadana. Durante la mañana visitamos el centro electoral en el Fuerte Tiuna, Caracas, que es un complejo militar convertido en un complejo habitacional del programa “Misión Vivienda”. Ahí, civiles y militares comparten una comuna del poder popular y asistieron a votar con tranquilidad. En este lugar emitió su voto la vice presidenta, Delcy Rodríguez.

Por la tarde se visitó el complejo educativo del Colegio Santa Rosalía. Ahí fue posible observar a población venezolana emitiendo su voto tranquilamente y se entrevistó a varias y varios presidentes de mesa electoral. Por la tarde llovía en una Caracas llena de vegetación y guacamayas. “La lluvia, señora, puede ser que haga que la gente no venga”, indicó un presidente de mesa electoral, lo cual me recordaba lo señalado por Saramago en el Ensayo de la Lucidez. Sin embargo, a pesar de que la oposición llamó a la abstención, el 42% del padrón electoral emitió su voto y así concedió los resultados electorales a la alianza del Gobierno Popular encabezado por Maduro. Así, el Socialismo Bolivariano se encamina hacia la transformación del Estado con el Poder Popular.

Esto contrasta con lo que sucede en Guatemala, donde aún se vota en boletas de papel, que se resguardan en “urnas” que pueden ser robadas y que, tal como ha sucedido para impulsar la falsa acusación de supuesto “fraude” contra el presidente Arévalo, el Ministerio Público cooptado por el Pacto de Corruptos, secuestró las urnas y monta decenas de estrategias golpistas.

El poder popular

Este modelo, impulsado por Hugo Chávez y ahora fortalecido por Maduro, plantea la construcción de un Gobierno basado en la Democracia participativa y protagónica. Para ello se fundamentan en promover la más amplia descentralización del poder político, a partir de crear en los barrios, denominados “comunas” el poder popular. Las comunas son barrios organizados, que cuentan con autonomía, autogobierno, parlamento propio y recursos para impulsar proyectos que prioricen, con el fin de atender sus principales demandas de desarrollo. En la actualidad existen aproximadamente 5 mil 338 Salas de Autogobierno Comunal, que eligen y ejecutan sus obras y rinden cuenta a sus asambleas. Además, impulsan “Cuadrantes de Paz”, en los cuales se promueve la seguridad ciudadana. Esto es una de las bases de una Ciudad Segura y en general tranquila.

Este proceso político es inédito en América Latina, promueve el ejercicio democrático en su mayor nivel. En Fuerte Tiuna se pudo observar la casi inauguración de una Clínica de Segundo Nivel, que será como un pequeño hospitalito, totalmente equipado con médicos y equipo de atención a Ginecología, Psicología, Medicina Interna y Pediatría. Las comunas poseen además centros educativos, universidades regionales y recientemente se ha creado un Ministerio de las Comunas, que impulsa el ejercicio de la democracia directa y el autogobierno popular.

Este modelo del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI se fundamenta justamente en ese proceso de consolidar el poder desde abajo, desde las mismas poblaciones, con miradas hacia otros procesos como el autogobierno zapatista y los Comités de Defensa de la Revolución en Cuba.

Este modelo es un ejemplo de la democracia descentralizada y participativa, que ya desearíamos tener en Guatemala, ya que el modelo más cercano que se tiene, el Sistema de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural -SISCODE-, ha sido cooptado por mafias, alcaldes y diputados corruptos; además que las y los gobernadores no son electos aún por voto popular. El sistema de gobierno popular comunal sería algo que Guatemala podría emular y transitar desde los esfuerzos del Gobierno del presidente Arévalo, que lucha contra la corrupción en el SISCODE y por lo cual ha sido atacado por el Pacto de Corruptos.

La transformación económica

Luego de años de crisis económica a partir del bloqueo económico impuesto por los USA, Venezuela ha realizado progresivamente una enorme transformación económica. Pasó de una economía consumista, basada en la exportación del petróleo, a producir sus propios alimentos, a promover empleo para la población y a generar alianzas estratégicas a nivel tecnológico y energético con países como India y China. Impulsan además su Sexta Transformación (6T) que plantea la Ciencia y el Ecosocialismo para un futuro sostenible. Además, expanden las sedes de la Universidad Popular en todo el territorio, para promover el acceso a educación superior para todas las juventudes en el territorio.

Una de las bases del Gobierno son los amplios programas sociales, dentro de los cuales, quisiera destacar el de “Misión Vivienda”. Con este programa se dota de vivienda popular gratuita o a un precio bajo. Al mismo se puede inscribir cualquier persona (nacional o extranjera), con prioridad para familia numerosa, adultos mayores y personas con discapacidad. Se tuvo la oportunidad de conocer tres comunas beneficiarias de este programa y se constató que ahí habitan decenas de familias en edificios, que cuentan con apartamentos básicos: sala-comedor, cocina, tres habitaciones, área de lavandería, patio, que además fue cubierta con “línea blanca” (estufa eléctrica, refrigeradora, lavadora, horno de microondas) por el Gobierno Bolivariano.

Algunas personas señalaron que pudieron comprar la vivienda y contar con un título con los ingresos del mes y todavía les sobró para el mercado, pero que con la devaluación del Bolívar, es imposible calcular el costo. Otras dijeron que tienen los apartamentos en usufruto y pagan para tener el título el equivalente a US$5.00 (cinco dólares) mensuales. Además, en los complejos habitacionales se observan tiendas cooperativas que venden abarrotes, mercados de verduras y frutas y carnicerías. A ello se suman las escuelas y la Universidad Bolivariana de las Comunas.

Por supuesto que hay desafíos: el bloqueo implica que sólo pueden comercializar el petróleo y refinarlo a empresas norteamericanas. Eso implica que ha surgido una red de contrabando de gasolina en sectores populares en Venezuela. También algunas personas cuestionan el control social y hacia la oposición; sin embargo, se vale cuestionar…¿es posible impulsar una revolución socialista, con principales políticas sociales en el marco de un cruento bloqueo económico, sin estructurar modelos de control social y de defensa revolucionaria?

Hay de todo

Cuando caminas por Caracas, en sus calles se puede transitar a partir del uso de buses pequeños, tipo “ruleteros”, buses urbanos y metro. Las calles en general son limpias, se observan muchos edificios y vivienda vertical, algunos abandonados (me señalan que por sectores económicamente poderosos que migraron por descontento con el Régimen Revolucionario).

La vivienda popular predomina y también el comercio. No se observa gente en situación de calle, ni mendicidad. No hay pandillas, ni delincuencia y la alegría del Caribe se conjuga con una ciudad verde, llena de árboles de mango y abundante vegetación, que alberga a centenas de guacamayas y parvadas de pericas que vuelan por toda la ciudad y son alimentadas por las y los caraqueños. Es una ciudad grande y hermosa, donde existen también grandes centros comerciales, con presencia de marcas internacionales como Zara, Velez, EPA, Changán, Sedal, entre otras.

Al mismo tiempo que se observan las banderas del chavismo y la Revolución Bolivariana, se puede contemplar la propaganda de las marcas de harina para arepas, maquillaje y ropa para mujeres. La telefonía celular es ofertada por 4 empresas y es accesible para la población. Literalmente, en Venezuela “hay de todo”, es decir, todas las mercancías que se requieran y aunque el dólar circula como moneda común, a la par del Bolívar; también es importante señalar que el sentido de “hay de todo” se enfoca aun Socialismo que provee vivienda, salud, educación gratuita, subsidio alimentario, en transporte y promoción al trabajo para la población. En este caso, el Socialismo da, a diferencia de los temores señalados por los sectores conservadores, el Socialismo Bolivariano ha avanzado hacia ser uno de los que más políticas sociales promueve para el desarrollo de la población más desposeída y los sectores populares.

¿Y la migración?

Si consideramos que la migración es un derecho humano, podemos observar que de Venezuela migran personas, como lo hacen en todos los países del Mundo. Durante los años más duros de la crisis económica, recrudecida por el bloqueo económico de los USA, provocó que se dieran varias oleadas migrantes, las cuales fueron estimuladas por gobiernos norteamericanos, que ofrecían un trato especial como “refugiados políticos” a migrantes de Venezuela. Al consultar a algunas personas, incluso jóvenes en las comunas, indicaban: “Hay que luchar por la vida, los que se van es porque no quieren trabajar o luchar. Yo me quedo porque en Venezuela tengo todo”.

En la actualidad, con el cambio de las políticas del Gobierno de Trump en los USA, se han cerrado las fronteras a los migrantes de América Latina y en el caso de venezolanos y venezolanas, han sido criminalizados, trasladados a las cárceles de concentración en El Salvador y deportados. Ya el Gobierno de Maduro impulsa un programa de reintegración y de trabajo para la población deportada. ¿Por qué migran las y los venezolanos? Cada persona y cada familia tendrá sus propias condiciones y situaciones para migrar; sin embargo, se pudo constatar que, en Venezuela, si deciden retornar, tendrán oportunidades y programas sociales, como acceso a vivienda y a bonos alimentarios, con lo cual tendrían una vida mejor que mendigar por las calles en Guatemala.

Malaya Venezuela.

Si consideramos lo antes planteado: elecciones directas de gobernadores, transparentes, programas sociales de vivienda, seguridad ciudadana, desarrollo económico, vivienda popular y sistema de gobierno popular comunal…¿no es acaso un modelo social y de gobierno deseable?

Cuando se compara esta mal armada Democracia Republicana de Guatemala, asediada por un Pacto de Corruptos2, con el 70% de la población en pobreza, en la cual 70 de cada 100 personas se encuentran en empleo informal; donde se expulsa a migración forzada a miles de jóvenes cada año, por carecer de opciones de desarrollo; donde no hay acceso a la educación, salud para la población rural; un país que tiene la mitad de la niñez con desnutrición crónica y donde el Ministerio Público genera una redada de criminalización a liderazgo social, a fiscales y periodistas independientes; donde se genera un permanente golpe de Estado contra el asediado Gobierno del Presidente Arévalo…así se puede afirmar con certeza ¡Malaya Venezuela!

Cuando se valoran modelos de democracia en la región, vale la pena volcar la mirada hacia Venezuela, hacia el poder popular autónomo y descentralizado, a la vivienda social accesible y viable; al igual que los programas de adaptación al cambio climático.

Es posible considerar que un modelo de gobierno y desarrollo con enfoque social, que responda a las necesidades de las mayorías empobrecidas, donde el Ejército esté a servicio del pueblo, donde haya seguridad, vivienda, autonomía comunitaria y otros programas sociales sea el horizonte hacia donde podamos transitar. No es imposible, sino deseable…pero eso requiere muchos cambios que ahora parecen lejanos en Guatemala. Pero es posible un Socialismo del Siglo XXI…donde Venezuela es un ejemplo a considerar. Pero esto es un cambio revolucionario, que requiere articulación popular. He ahí el horizonte posible.

Por ello, me permito afirmar…¡Malaya Venezuela!

  1. Territorio en administración de la República Cooperativa de Guyana, pero cuya soberanía es reclamada por la República Bolivariana de Venezuela, con base en el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.

  2. Pacto de Corruptos, alianza criminal que integra a la Oligarquía criolla, el crimen organizado, militares genocidas y corruptos, funcionarios que operan la corrupción e iglesias conservadoras, que buscan mantener el control del Estado para impunidad e inmunidad y restaurar un orden finquero oligárquico para su beneficio económico, en detrimento de las mayorías.